residuo seco del agua

Bienestar

¿A qué llamamos «residuo seco» en el agua mineral?

Es probable que en alguna ocasión hayas leído en la etiqueta de una botella de agua la expresión “residuo seco a 180 °C” y te hayas quedado con la duda. Aunque suene técnico, su significado es más sencillo de lo que parece. Básicamente, el residuo seco es lo que queda cuando evaporas todo el agua y solo quedan los minerales. Nada raro, ni químico ni misterioso: calcio, magnesio, bicarbonatos… los minerales que el agua va recogiendo mientras se filtra por la tierra y las rocas. Ese número que ves en la etiqueta se mide en miligramos por litro (mg/L), y sirve para saber cuánta “carga mineral” tiene el agua. Así puedes hacerte una idea de si es más suave, más intensa o más neutra al gusto.

Cómo se mide y qué indica

Vale, vamos al detalle. ¿Cómo se mide el residuo seco? En un laboratorio, se coge un litro de agua, se calienta hasta que se evapora del todo, y luego se pesa lo que queda. Eso que queda son los minerales. El resultado, como decíamos, se expresa en mg/L. Este valor no es aleatorio: está regulado por ley. El Real Decreto 1798/2010, que establece las normas para las aguas minerales naturales y de manantial, define el residuo seco a 180 °C como un criterio clave para clasificar las aguas según su mineralización Y dependiendo del valor, el agua se clasifica más o menos así:
  • Menos de 50 mg/L → mineralización muy débil
 
  • Entre 50 y 500 mg/L → mineralización débil (lo más común)
 
  • Más de 500 mg/L → mineralización media o fuerte
  Este dato no dice si un agua es mejor o peor, simplemente te indica cómo es en cuanto a contenido mineral. Es como mirar si una crema lleva aloe vera o no: depende de lo que estés buscando.

Relación entre residuo seco y calidad del agua

Es importante destacar que el residuo seco no determina la calidad del agua. Esta depende fundamentalmente de su origen, pureza y estabilidad.  Por ejemplo, el agua de Solán de Cabras se filtra durante miles de años a través de las rocas en plena Sierra de Cuenca, y eso le da una mineralización natural muy equilibrada.

¿Afecta al sabor?

Sí, aunque de forma sutil. El contenido mineral puede aportar ligeras diferencias en el gusto:
  • Las aguas con menos minerales suelen saber más ligeras o “neutras”.
 
  • Las de más mineralización pueden tener un sabor algo más intenso.
La elección, en este caso, dependerá de las preferencias personales y del uso que se quiera dar al agua.  

Entonces, ¿con qué me tengo que quedar?

Aquí va el resumen:
  • El residuo seco son los minerales que quedan cuando se evapora el agua.
 
  • Se mide en mg/L y sirve para saber si es un agua más ligera o más mineral.
 
  • No tiene nada que ver con que el agua sea buena o mala.
 
  • Puede influir un poco en el sabor, pero depende mucho del paladar.
 
  • Si buscas una opción equilibrada y suave para todos los días, el agua de mineralización débil es un acierto.
  La próxima vez que leas la etiqueta de tu botella, ya sabrás interpretar ese número. Porque detrás de cada dato hay una historia de origen y naturaleza.