- El agua dulce contiene menos de 0,5 gramos de sal por litro.
- El agua de mar supera los 35 gramos por litro.
Dónde se encuentra el agua salobre
El agua salobre se forma y aparece en diferentes contextos geográficos y geológicos:- Estuarios y deltas: Son zonas donde el agua dulce de los ríos se mezcla con el agua salada del mar. Este encuentro genera ecosistemas ricos y variados, con agua de salinidad intermedia.
- Albuferas y lagunas costeras: Como la Albufera de Valencia o la de Mallorca, que se alimentan de agua marina pero están parcialmente aisladas, permitiendo la entrada de agua dulce desde ríos o lluvias.
- Acuíferos costeros: En zonas cercanas al mar, la sobreexplotación de agua dulce puede favorecer la intrusión salina, generando aguas salobres en el subsuelo.
- Formaciones geológicas con rocas salinas: El agua de lluvia que se infiltra puede disolver minerales presentes en el suelo y generar agua salobre, incluso lejos de la costa.
- Aguas fósiles: Algunos acuíferos profundos almacenan agua salobre desde hace miles de años, atrapada por procesos naturales.
Ejemplos de aguas salobres en el mundo
- Bahía de Chesapeake (EE.UU.): el mayor estuario del país, mezcla de aguas dulces y saladas, con alto valor ecológico.
- Estuario del Río de la Plata (Argentina y Uruguay): uno de los más grandes del mundo, con aguas salobres y gran importancia económica.
- Laguna de Mar Chiquita (Argentina): laguna costera separada del mar por dunas, con mezcla de agua dulce y marina.
- Estuario del Támesis (Reino Unido): punto de encuentro entre el río Támesis y el mar del Norte.
- En España, además de las albuferas ya citadas, se pueden encontrar aguas salobres en zonas como el delta del Ebro, marismas de Doñana, el Mar Menor o ciertos acuíferos en zonas áridas del sureste peninsular.
Usos del agua salobre: un recurso con potencial
Aunque no sea agua potable directa, el agua salobre tiene usos relevantes si se gestiona adecuadamente:La desalinización para consumo humano es una de las más destacadas. Gracias a técnicas como la ósmosis inversa, es posible eliminar gran parte de las sales y convertir esta agua en apta para el consumo. Por ejemplo en Chipre, la ciudad de Limassol obtiene agua potable a partir de acuíferos salobres mediante este proceso, reduciendo su dependencia del agua dulce superficial o de lluvia. Además, al tener menos sal que el agua marina, el tratamiento es más eficiente energéticamente y más barato.
En agricultura, algunos cultivos toleran cierto grado de salinidad, como el algodonero, algunos cereales o variedades de arroz. En regiones como ciertas zonas del sur de España, donde el agua dulce escasea, se han aprovechado fuentes salobres para mantener la actividad agrícola sin agotar los acuíferos de agua dulce.
La acuicultura también se beneficia de este recurso. Especies como el camarón o la trucha de mar se crían en estanques de agua salobre en muchas zonas costeras, donde se recrean condiciones óptimas sin depender completamente del agua marina.
En la industria, el agua salobre se utiliza para refrigerar maquinaria o limpiar equipos, especialmente cuando no es necesario utilizar agua tratada. Por ejemplo, en plantas de procesamiento alimentario o de productos químicos situadas en zonas costeras, su uso permite ahorrar agua dulce sin comprometer los procesos.
En el ámbito energético, algunas plantas termosolares emplean agua salobre para generar vapor y mover turbinas. Un caso concreto es el de ciertas instalaciones en Oriente Medio, donde este recurso se integra como parte del sistema de refrigeración, aprovechando su disponibilidad local.
Por último, en el tratamiento de aguas residuales, el agua salobre se emplea como apoyo en procesos de dilución o limpieza, especialmente en zonas industriales donde hay una elevada demanda de agua. Esto permite preservar las reservas de agua dulce para otros usos más sensibles.
Importancia ecológica del agua salobre
Más allá de sus posibles usos, las aguas salobres forman ecosistemas de alto valor ecológico. Estuarios, lagunas y marismas albergan una gran biodiversidad de peces, aves migratorias y vegetación acuática.La salobridad crea un entorno químico inestable pero altamente productivo, donde muchas especies han desarrollado adaptaciones únicas. Además, estas zonas actúan como filtros naturales que retienen sedimentos y contaminantes, contribuyendo a la calidad del agua costera y ayudando a prevenir la proliferación de algas nocivas.
En cuanto a la fauna, muchas aves migratorias encuentran en las zonas salobres un hábitat ideal para descansar y alimentarse. Flamencos, garzas o cigüeñuelas son frecuentes en humedales y estuarios, especialmente durante los periodos de migración. También abundan especies acuáticas como anguilas, lubinas y crustáceos, capaces de adaptarse a estos cambios de salinidad. Estos entornos mixtos resultan fundamentales para etapas clave del ciclo de vida de muchas especies, desde la cría hasta la alimentación.