¿El agua mineral tiene cloro?

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¿El agua mineral tiene cloro?

La respuesta es clara: la de Solán de Cabras no. El agua mineral natural, como Solán de Cabras, no contiene cloro añadido porque no lo necesita. Su pureza se conserva desde el origen gracias a un proceso natural de filtración en la roca, lo que garantiza que llegue al consumidor con una composición estable y equilibrada.   ¿Entonces por qué surge esa duda? Porque existen muchas diferencias entre el “viaje” que hace el agua del grifo hasta nuestros hogares y el que hace el agua mineral natural.

¿Qué es el cloro y para qué se usa en el agua?

El cloro es un elemento químico ampliamente utilizado como desinfectante. Su función principal en el agua es eliminar bacterias, virus y otros microorganismos que podrían poner en riesgo la salud. Gracias a él, millones de personas en todo el mundo tienen acceso a agua potable segura, especialmente en sistemas de distribución urbana donde el agua debe recorrer kilómetros de tuberías.

¿Cuándo se añade cloro al agua potable?

El cloro se añade al agua en las plantas de potabilización, durante el proceso de tratamiento que convierte el agua superficial o subterránea en apta para el consumo. Este elemento también se mantiene en bajas concentraciones durante el transporte en tuberías y depósitos. De esta forma, el cloro asegura que el agua se conserve desinfectada hasta llegar a los hogares.   El agua del grifo, además de cloro, suele contener:  
  • Cal, que se percibe como dureza del agua.
  • Sodio y otros minerales que dependen del terreno por el que discurra el agua.
  • Restos de tratamientos necesarios para garantizar la seguridad sanitaria.
  Estas sustancias no son necesariamente dañinas, pero sí pueden afectar al sabor y al olor, motivo por el cual muchas personas buscan alternativas como el agua mineral embotellada.  

Agua mineral natural: un origen distinto

El agua mineral natural es completamente diferente al agua del grifo porque nace en un manantial protegido y se embotella directamente en su lugar de origen, sin tratamientos de desinfección. Su composición de minerales (hablamos de calcio, magnesio o sodio) proviene de un proceso natural de filtración a través de las rocas. Esa mineralización se mantiene constante en el tiempo, lo que aporta un sabor y pureza característicos. Digamos que el cloro sirve en el agua del grifo porque asegura que llegue potable a todos los hogares, pero no así en el agua mineral natural que no necesita este tratamiento. Un ejemplo claro es Solán de Cabras, que brota de un único manantial en la Serranía de Cuenca. Allí, el agua se filtra lentamente durante miles de años a través de la roca jurásica, adquiriendo una mineralización débil y equilibrada. Este recorrido natural hace innecesario añadir cloro ni otros químicos: el agua llega pura desde el manantial, protegida de la contaminación exterior. Además, Solán de Cabras cuenta con reconocimientos internacionales de calidad y embotella siempre en origen, garantizando que cada gota conserve las mismas propiedades que tenía bajo tierra. Solán de Cabras es un claro ejemplo de agua mineral sin cloro, pura desde el origen y con una composición estable de minerales que se mantiene gracias a la naturaleza. Por eso, cuando eliges agua mineral natural, eliges una pureza que no depende de tratamientos químicos, sino de un manantial protegido y único.