Cuando un agua es No Mineral

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Cuando un agua es No Mineral

Aunque muchas veces se asume que toda el agua embotellada es «mineral», la realidad es que no todas las aguas son iguales ni pueden etiquetarse de la misma manera. La diferencia entre un agua mineral natural y una que no lo es va más allá del nombre: implica su origen, su tratamiento y su composición Para entender qué es un agua no mineral, primero necesitamos tener clara la definición de agua mineral natural. Según la legislación vigente en España y los estándares internacionales como el Codex Alimentarius, un agua mineral natural debe cumplir cuatro condiciones esenciales:
  1. Origen subterráneo: procede de acuíferos profundos, protegidos de toda contaminación.
  2. Composición mineral constante: sus minerales y oligoelementos permanecen estables en el tiempo.
  3. Pureza en origen: no necesita tratamientos para ser apta para el consumo.
  4. Regulación específica: su uso, captación y etiquetado están sujetos a una normativa muy estricta.
Este tipo de agua se embotella directamente en el punto de surgencia, conservando intactas sus propiedades naturales. Cada agua mineral natural tiene una personalidad única, determinada por el terreno geológico por el que ha circulado durante años o incluso siglos.

Por tanto, ¿cuándo un agua no puede considerarse mineral?

Un agua deja de ser considerada mineral si no cumple con alguno de los requisitos anteriores:
  • Si no tiene origen subterráneo: por ejemplo, si proviene de ríos, embalses, lagos o incluso del grifo.
  • Si requiere tratamiento para ser potable: como cloración, filtración, osmosis inversa o rayos ultravioleta.
  • Si su composición mineral no es constante: es decir, varía dependiendo de la fuente o del momento del año.
  • Si no tiene pureza microbiológica en origen: y necesita procesos para eliminar microorganismos o contaminantes.

En otras palabras, cuando hablamos de agua no mineral, nos referimos a cualquier agua que no cumple los criterios establecidos por la normativa para ser considerada “agua mineral natural”. Es decir, no tiene origen en un acuífero subterráneo protegido, no presenta una composición mineral constante, no mantiene pureza microbiológica en su punto de surgencia y, además, requiere algún tipo de tratamiento para ser apta para el consumo.

Este tipo de agua puede proceder de diversas fuentes, como ríos, lagos, embalses, lluvia o incluso del sistema de abastecimiento urbano. Al no tener una composición mineral estable ni un origen geológico protegido, se somete habitualmente a procesos de potabilización o purificación. Estos tratamientos pueden incluir técnicas como la cloración, la osmosis inversa, la filtración con carbón activo, la desinfección con luz ultravioleta… métodos variados que aseguran que el agua sea segura para el consumo, aunque no todos son visibles a simple vista.

Casos de Aguas No Minerales

Agua del grifo

Un ejemplo común de agua no mineral es el agua del grifo, que puede provenir de fuentes naturales superficiales o subterráneas, pero siempre es sometida a tratamientos para garantizar su seguridad. Aunque es totalmente segura para el consumo si cumple la normativa, no puede considerarse ni etiquetarse como agua mineral natural porque ha sido modificada en su composición y requiere intervención humana para ser potable.

Agua desmineralizada o destilada

Otro caso es el del agua desmineralizada o destilada, utilizada a menudo en entornos industriales, laboratorios o electrodomésticos. Esta agua ha sido sometida a procesos que eliminan prácticamente todos sus minerales, como la destilación o la desionización. Por su extrema pureza química, no es adecuada para el consumo habitual, ya que carece de los minerales que suelen estar presentes en aguas naturales y que forman parte de una hidratación equilibrada.

Aguas envasadas sin esta categoría

También existen aguas envasadas que, aunque procedan de manantiales, no tienen la categoría de agua mineral natural porque su composición no es estable o porque han sido tratadas para garantizar su seguridad. En estos casos, pueden comercializarse como agua de manantial o simplemente como agua potable envasada, pero la legislación no permite que se presenten como agua mineral.

¿Es segura un agua no mineral?

Sí, un agua no mineral puede ser segura si cumple con la legislación sobre agua potable, como la Directiva 98/83/CE en Europa. Esta normativa regula aspectos como el pH, la ausencia de contaminantes, y los límites de ciertos minerales o sustancias químicas.

Sin embargo, hay una diferencia clave: mientras que el agua mineral natural es segura por naturaleza, el agua no mineral es segura porque ha sido tratada. Esto implica que ha necesitado procesos de purificación o control para eliminar posibles riesgos, y que su composición puede no ser siempre la misma.

Conocer esta diferencia te permite tomar decisiones más informadas a la hora de elegir qué tipo de agua consumir. En Solán de Cabras, por ejemplo, trabajamos con agua mineral natural de origen subterráneo, protegida, constante en su composición y pura en origen, directamente envasada en el manantial.