
¿Alguna vez has preparado un té que no sabía como esperabas? Tal vez era demasiado amargo, o simplemente insípido. Aunque el tipo de hoja y el tiempo de infusión son importantes, hay un ingrediente que muchas veces se pasa por alto y que marca la diferencia en cada taza: el agua.
Errores típicos al preparar té
Relacionados con el agua
- Usar agua del grifo sin filtrar: puede contener cloro, cal o impurezas que alteran el sabor.
- Utilizar agua con exceso de mineralización: enmascara los aromas sutiles del té.
- No calentar el agua a la temperatura correcta: cada tipo de té necesita su rango (el agua hirviendo no sirve para todos).
- No cambiar el agua entre preparaciones: recalentar agua ya hervida puede producir un sabor plano o metálico porque ya ha entrado demasiado en contacto con los instrumentos.
Errores en cuanto al tiempo
- Infusionar demasiado tiempo (el típico): sobreextrae los taninos y provoca amargor.
- Dejar el té dentro del agua tras el tiempo recomendado: continúa liberando sustancias no deseadas.
- Preparar el té en una taza fría: la temperatura desciende demasiado rápido, afectando la infusión.
Errores con el tipo de té o la cantidad que se usa
- Usar demasiadas hojas o muy pocas: desequilibra el sabor (ideal: 1 cucharadita por taza).
- Reutilizar las hojas: muchas pierden sus propiedades después de una o dos infusiones.
- Preparar matcha como si fuera té normal: el matcha se bate, no se infunde.
- Añadir leche o azúcar de forma sistemática: no todos los tés lo admiten, especialmente los más delicados.
Errores con utensilios y preparación
- No limpiar bien la tetera, taza o infusor: pueden quedar restos del anterior que alteran el sabor, mucho más si ni siquiera son recientes.
- Remover el té durante la infusión: déjalo tranquilo, puede liberar más taninos y generar amargor.
El paso clave: calentar el agua y controlar la infusión según el tipo.
Cada té necesita un tratamiento distinto para sacar lo mejor de sus hojas. Estas son las combinaciones recomendadas de temperatura y tiempo de infusión:- Té blanco: agua: 60-75 ºC / Tiempo de infusión: 2 a 5 minutos
- Té verde: agua: 70-80 ºC / Tiempo de infusión: 2 a 3 minutos
- Té negro: agua: 90-100 ºC / Tiempo de infusión: 3 a 5 minutos
- Té Oolong: agua: 85-90 ºC / Tiempo de infusión: 3 a 5 minutos
- Té rojo (Pu-erh): agua: 90-100 ºC / Tiempo de infusión: 4 a 5 minutos
- Té chai: agua: 95-100 ºC / Tiempo de infusión: 5 a 7 minutos
- Matcha: agua: 75-80 ºC / No se infusiona, se bate directamente con el agua caliente.
¿Y el secreto? El agua mineral
Aquí está la clave: la calidad del agua condiciona el sabor, aroma y textura del té. El 99% de una taza de té es agua. Por eso, no da igual cuál usas. Lo ideal es agua mineral natural de mineralización débil, como la que fluye directamente del manantial sin necesidad de procesos químicos. ¿Por qué? Porque un agua pura, con un equilibrio natural de minerales y sin cloro ni residuos, no enmascara los aromas del té, sino que los realza.El agua del grifo puede variar según la zona, y el agua filtrada no siempre conserva su composición estable. Solán de Cabras, por ejemplo, brota en la Serranía de Cuenca tras filtrarse durante miles de años a través de roca jurásica. Su pureza y composición mineral constante la convierten en una excelente opción para preparar té.Sírvelo bien
Para mantener la calidad del té evita teteras de metal, mejor cerámica, cristal o hierro fundido esmaltado. No reutilices bolsitas o restos de infusión porque, como hemos visto en la lista de errores, pueden afectar muy negativamente al sabor que obtenemos. Otro de los trucos, controla que la taza o la tetera donde sirves el té tiene una temperatura no demasiado fría, esto puede cortar la temperatura de golpe y afectar al servicio final, incluso si hemos hecho todos los pasos anteriores de forma correcta.Un último truco… ¿Cuándo tomar cada tipo de té y para quién es más adecuado?
El té verde y el té blanco son perfectos para comenzar la mañana o hacer una pausa ligera a media tarde. Tienen sabores suaves y vegetales, ideales para quienes se están iniciando en el mundo del té o prefieren evitar notas amargas. Como contienen teína, es mejor no tomarlos por la noche si eres sensible a los estimulantes. El té negro, en cambio, tiene más cuerpo y un sabor más intenso. Es una excelente alternativa al café para el desayuno o un momento de pausa durante el día. Admite bien acompañamientos como leche o bebidas vegetales, por lo que resulta reconfortante cuando se toma solo o en un “té con leche”. Si prefieres sabores especiados, el té chai ( que es una mezcla de té negro con especias como canela, cardamomo o clavo) es ideal para los días fríos o cuando necesitas un extra de energía. El matcha, por su parte, es un té verde en polvo que no se infunde sino que se bate con agua caliente hasta obtener una textura espumosa. Se ha popularizado como alternativa saludable al café porque aporta energía sostenida y claridad mental. Es ideal para personas activas, estudiantes o quienes buscan concentración, sobre todo por la mañana o antes de realizar tareas creativas o exigentes. Para las noches o momentos en los que queremos evitar la teína, existen muchas opciones de infusiones sin este componente. El rooibos, por ejemplo, tiene un sabor naturalmente dulce y es perfecto para cualquier edad. Cada tipo de té también se adapta a distintos perfiles de consumidor. Por ejemplo, quienes no quieren sabores amargos disfrutarán más del té blanco o del rooibos, mientras que los amantes del café suelen conectar rápidamente con el té negro, el chai o el matcha por su intensidad. Si buscas relajarte, nada como una infusión sin teína por la noche. Las personas curiosas que disfrutan explorando nuevos sabores pueden animarse con variedades menos comunes como el té oolong, el lapsang souchong (de sabor ahumado) o incluso probar un matcha latte. Y por último, para quienes buscan mejorar la digestión, las infusiones de menta, jengibre o té rojo pueden ser buenas compañeras después de las comidas. Y si estás dando tus primeros pasos en el universo del té, una buena forma de empezar es con variedades suaves como el té verde japonés, el té blanco o las infusiones frutales, que no resultan agresivas al paladar. Marida tu té con alimentos suaves que no opaquen su sabor: pan tostado, galletas sencillas, frutas o pequeños bocados salados si es chai. Cómo hacer un buen té es un pequeño arte que empieza por respetar el tipo de hoja, la temperatura, el tiempo… y sobre todo, el agua. Elegir agua mineral natural, pura y equilibrada, te asegura un sabor limpio, redondo y auténtico en cada sorbo.
¿Alguna vez has preparado un café con tus mejores granos y algo ha fallado en el sabor? Puede que el problema no esté en la cafetera ni en el café… sino en el agua. Aunque solemos centrarnos en la variedad del grano o el tipo de molienda, el agua representa más del 98% de una taza de café. Elegir la adecuada puede marcar la diferencia entre un café normal y uno realmente excelente.
entre 50 y 175 mg/l (ppm) de carbonato cálcico, para lograr un buen equilibrio entre sabor y protección de la cafetera.
Specialty Coffee Association (SCA) recomienda un rango de entre 75 y 250 ppm.
Cómo influye la calidad del agua en el café
El agua no es solo un vehículo que arrastra los compuestos del café. Es un ingrediente más. Su composición mineral, su dureza o incluso su olor pueden modificar radicalmente el resultado final. Por ejemplo, un exceso de cloro puede dar un regusto químico, mientras que una mineralización muy alta puede «aplanar» los matices del grano.El pH del agua
El pH mide la acidez o alcalinidad del agua, y también juega un papel clave en la extracción del café. Un pH demasiado ácido o demasiado alcalino puede hacer que el café sepa agrio o amargo, respectivamente. El rango ideal de pH para preparar café está entre 6,5 y 7,5. Este equilibrio ayuda a resaltar los sabores naturales del grano, sin distorsiones.La dureza del agua
El concepto de “agua dura” hace referencia a su contenido en calcio y magnesio. Estos minerales afectan no solo al sabor, sino también al mantenimiento de tu cafetera. Si el agua es muy dura, pueden formarse depósitos de cal, lo que acorta la vida útil del aparato. Si es demasiado blanda, puede dar lugar a un café sin cuerpo ni profundidad. Se recomienda una dureza moderada,TDS y PPM
Cuando hablamos de café, entra en juego otro concepto: los TDS (Total Dissolved Solids, en inglés), o sólidos disueltos totales. Se mide en partes por millón (ppm) e indica cuántos minerales hay disueltos en el agua. Si el TDS es demasiado bajo (por ejemplo, agua destilada o de ósmosis inversa), el agua no extraerá adecuadamente los compuestos del café. Si es demasiado alto, dominará sobre los sabores del grano. La¿Agua del grifo o agua mineral embotellada para preparar café?
Todo depende de dónde vivas. En algunas zonas, el agua del grifo es de excelente calidad, mientras que en otras puede contener cloro, sedimentos o minerales en exceso. El sabor metálico, el olor a cloro o la presencia de cal son señales claras de que no es la mejor opción para tu café. En cambio, el uso de agua mineral natural embotellada te permite tener mayor control sobre la composición del agua y mantenerla constante en cada preparación. Además, si usas cafeteras automáticas o espresso, la estabilidad del agua embotellada ayuda a prolongar su vida útil y evita problemas por acumulación de cal.¿Cuál es la mejor marca de agua embotellada para café?
No todas las aguas embotelladas son iguales. Algunas contienen niveles altos de sodio o tienen una mineralización fuerte, lo que no las hace adecuadas para preparar café. A la hora de elegir, intenta buscar estas características:- Baja mineralización
- El pH neutro (alrededor de 7)
- Contenido equilibrado de calcio y magnesio
- Que no tenga sabor ni olor perceptibles
Consejos para usar bien el agua en el café
Aquí tienes algunas recomendaciones prácticas para mejorar tu café en casa:- Usa agua fresca: mejor si está recién abierta o filtrada.
- Calienta el agua entre 90 y 96 ºC si preparas café por método manual.

Seguro que alguna vez has cogido una botella de agua y has leído: agua mineral natural o agua de manantial. Y te has preguntado: “¿Pero no es más o menos lo mismo?”. Pues no exactamente.
Las dos son naturales, sí, pero tienen diferencias importantes que vale la pena conocer.
informe de ANEABE de 2024, el agua mineral natural es la bebida más consumida en España, con 139 litros por persona al año, representando el 47,7% del volumen total del mercado de bebidas. Eso demuestra que cada vez más personas valoran su pureza, composición constante y origen protegido.
Conocer la diferencia entre agua mineral natural y agua de manantial te permite elegir con más criterio. Si valoras la transparencia, la constancia y un sabor que nunca cambia, el agua mineral natural (como la que brota del manantial de Solán de Cabras en la Serranía de Cuenca) es una elección segura y de confianza.
¿De dónde sale cada una?
La diferencia comienza en el lugar de procedencia:- El agua mineral natural viene de un manantial subterráneo que está muy protegido. Siempre mantiene la misma composición, con los mismos minerales. No cambia de sabor, ni de propiedades. Y eso está controlado por ley.
- El agua de manantial también viene del subsuelo, pero puede provenir de distintas fuentes, y su composición puede variar, ya que, aunque se trata de un agua natural y segura, no está sujeta a los mismos controles de constancia mineral que el agua mineral.
¿Y qué lleva exactamente?
La composición mineral es una de las claves para distinguirlas:- En el agua mineral, la presencia de minerales como calcio, magnesio o bicarbonatos se produce de forma constante y en proporciones conocidas. Esto garantiza un sabor uniforme y una calidad estable.
- En el agua de manantial, esa composición puede cambiar de un lote a otro. Aunque sigue siendo agua sin tratamientos químicos, no está obligada a mantener una proporción fija de minerales.
Diferencias clave
Agua mineral | Agua de manantial | |
Origen | Manantial subterráneo protegido | Fuente subterránea (más genérica) |
Composición mineral | Siempre igual | Puede variar |
Tratamientos | Ninguno | Ninguno |
Regulación | Más estricta | Un poco más flexible (aunque también exige que sea un agua natural y segura) |
Ideal para… | Hidratación diaria, sabor constante | Alternativa natural sin exigencias |
¿Con cuál te quedas?
Si eres de los que quieren saber exactamente lo que beben y que el sabor no cambie nunca, el agua mineral es lo tuyo. Si te va más lo sencillo y no te importa que varíe un poco, la de manantial también es una opción válida. Y por si te lo preguntabas, no estás solo en esa elección: según el
Es probable que en alguna ocasión hayas leído en la etiqueta de una botella de agua la expresión “residuo seco a 180 °C” y te hayas quedado con la duda. Aunque suene técnico, su significado es más sencillo de lo que parece.
Básicamente, el residuo seco es lo que queda cuando evaporas todo el agua y solo quedan los minerales. Nada raro, ni químico ni misterioso: calcio, magnesio, bicarbonatos… los minerales que el agua va recogiendo mientras se filtra por la tierra y las rocas.
Ese número que ves en la etiqueta se mide en miligramos por litro (mg/L), y sirve para saber cuánta “carga mineral” tiene el agua. Así puedes hacerte una idea de si es más suave, más intensa o más neutra al gusto.
El Real Decreto 1798/2010, que establece las normas para las aguas minerales naturales y de manantial, define el residuo seco a 180 °C como un criterio clave para clasificar las aguas según su mineralización
Y dependiendo del valor, el agua se clasifica más o menos así:
Cómo se mide y qué indica
Vale, vamos al detalle. ¿Cómo se mide el residuo seco? En un laboratorio, se coge un litro de agua, se calienta hasta que se evapora del todo, y luego se pesa lo que queda. Eso que queda son los minerales. El resultado, como decíamos, se expresa en mg/L. Este valor no es aleatorio: está regulado por ley.- Menos de 50 mg/L → mineralización muy débil
- Entre 50 y 500 mg/L → mineralización débil (lo más común)
- Más de 500 mg/L → mineralización media o fuerte
Relación entre residuo seco y calidad del agua
Es importante destacar que el residuo seco no determina la calidad del agua. Esta depende fundamentalmente de su origen, pureza y estabilidad. Por ejemplo, el agua de Solán de Cabras se filtra durante miles de años a través de las rocas en plena Sierra de Cuenca, y eso le da una mineralización natural muy equilibrada.¿Afecta al sabor?
Sí, aunque de forma sutil. El contenido mineral puede aportar ligeras diferencias en el gusto:- Las aguas con menos minerales suelen saber más ligeras o “neutras”.
- Las de más mineralización pueden tener un sabor algo más intenso.
Entonces, ¿con qué me tengo que quedar?
Aquí va el resumen:- El residuo seco son los minerales que quedan cuando se evapora el agua.
- Se mide en mg/L y sirve para saber si es un agua más ligera o más mineral.
- No tiene nada que ver con que el agua sea buena o mala.
- Puede influir un poco en el sabor, pero depende mucho del paladar.
- Si buscas una opción equilibrada y suave para todos los días, el agua de mineralización débil es un acierto.

Cuando abrimos una botella de agua con gas y sentimos esas burbujas tan características, puede que nos venga a la cabeza una pregunta sencilla: ¿qué lleva exactamente el agua con gas? Parece obvio que sea solo agua… pero, ¿y el gas? ¿Hay algo más?
La respuesta es más sencilla de lo que parece, aunque conviene conocer los matices.
noticia publicada por EFEAGRO. Esto contrasta con países europeos como Alemania o Italia, donde su consumo es mucho más habitual.
Y recuerda: si el agua con gas solo lleva agua y CO₂, puedes beberla con la tranquilidad de estar tomando algo limpio, equilibrado y sin complicaciones.
¿Qué lleva realmente el agua con gas?
En su versión más pura, el agua con gas tiene solo dos ingredientes:- Agua
- Dióxido de carbono (CO₂)
¿Y si es saborizada?
En este caso, la lista de ingredientes puede ampliarse. Si ves en la etiqueta que el agua con gas tiene sabor (como limón o frutos rojos), es posible que incluya:- Aromas naturales o artificiales
- Edulcorantes (como stevia o sucralosa)
- Ácido cítrico u otros acidulantes
- A veces, una pequeña cantidad de zumo
¿Por qué es importante saber qué lleva?
Sencillo: porque no todas las aguas con gas son iguales, y conviene saberlo para elegir bien. Si lo que quieres es una opción natural, sin azúcares ni añadidos, apuesta por una que solo lleve agua y CO₂. Además, si tienes alguna restricción alimentaria o simplemente prefieres evitar ciertos ingredientes, tener claro lo que lleva cada bebida es clave. Que no te sorprenda el sabor dulce si no te lo esperabas. Y aunque es cada vez más popular, el agua con gas representa solo el 4% del consumo de aguas envasadas en España, según laEn resumen: ingredientes que debes conocer
Tipo de agua con gas | Ingredientes principales |
Natural con gas | Agua mineral + gas natural (CO₂ del propio manantial) |
Carbonatada simple | Agua + CO₂ añadido |
Con sabor | Agua + CO₂ + aromas + edulcorantes u otros añadidos |

Composición agua mineral
A simple vista, el agua mineral parece solo eso: agua. Pero si te fijas en la etiqueta de la botella, verás una lista de minerales, números y unidades que dicen mucho más de lo que parece. ¿Qué significa todo eso? ¿Por qué unas aguas saben distintas a otras?¿Qué contiene el agua mineral?
El agua mineral natural no es solo H₂O. Lo que la hace diferente es que, durante su recorrido subterráneo, va absorbiendo minerales del terreno de forma completamente natural. Estos minerales no se añaden después: están ahí desde el origen, y se mantienen estables en el tiempo. Entre los más comunes encontramos:- Calcio
- Magnesio
- Sodio
- Potasio
- Bicarbonatos
- Sulfatos
- Cloruros
- Silicio
¿Cómo se mide la mineralización?
Seguro que has oído hablar del “residuo seco”. Es una forma sencilla de medir cuántos minerales hay en el agua. Se calcula evaporando un litro de agua a 180 °C y midiendo cuántos miligramos de minerales quedan como residuo. En función del valor del residuo seco (en mg/l), se clasifica así:- Muy débil mineralización: < 50 mg/l
- Débil mineralización: 50–500 mg/l
- Mineralización media: 500–1.500 mg/l
- Fuerte mineralización: > 1.500 mg/l
¿Todos los minerales son iguales?
No. Cada mineral aporta algo diferente al perfil del agua. Por ejemplo:- El bicarbonato suaviza y da frescura.
- El calcio puede hacer que el agua se note más “pesada”.
- El sodio en pequeñas cantidades aporta sabor, pero si es alto puede resultar más salina.
¿Por qué es importante conocer su composición?
Entender qué lleva el agua mineral nos ayuda a elegir mejor según nuestros gustos y necesidades. Algunas son ideales para acompañar comidas, otras para cocinar o para quienes prefieren un sabor muy neutro. Además, la composición del agua es un reflejo directo de su origen geológico. Cada manantial tiene una “firma mineral” única, como una huella digital. En el caso de Solán de Cabras, su composición equilibrada y constante es el resultado de un largo recorrido subterráneo a través de rocas milenarias. ¿El resultado? Un agua pura, suave y perfectamente estructurada… tal y como brota del manantial.Una de las composiciones más raras del planeta
Entre las composiciones más singulares del planeta se encuentra la del lago Don Juan, en la Antártida. Su concentración de sales supera el 40 %, lo que lo convierte en el agua más salada conocida. Este peculiar equilibrio de minerales impide que se congele incluso a –50 °C, gracias a su elevado contenido en cloruro de calcio. Este lago ha llamado tanto la atención que el Programa Antártico de Estados Unidos lo ha estudiado a fondo. En un artículo publicado en su web oficial, The Antarctic Sun, explican cómo este sitio tan extremo se ha convertido en un laboratorio natural para entender cómo la composición del agua puede cambiarlo todo, incluso en condiciones tan extremas como las del Polo Sur. La próxima vez que leas la etiqueta de tu botella de agua, ya sabrás que esos números tienen mucho que decir. Porque el agua mineral es mucho más que agua: es una combinación única de minerales, tiempo y naturaleza. Y cuando eliges un agua con origen protegido y composición estable, como la de Solán de Cabras, eliges también transparencia, pureza y equilibrio… en cada sorbo
¿Hay que meter el agua en la nevera? ¿Qué pasa si dejo una botella al sol? ¿Y cuánto aguanta una vez abierta? Si alguna vez te has hecho estas preguntas, no eres el único. Aunque parezca un producto sencillo, el agua también necesita ciertos cuidados para mantener su sabor y frescura intactos.
Cómo guardar el agua antes de abrirla
Mientras la botella esté cerrada, el agua está protegida. Pero eso no significa que puedas guardarla en cualquier sitio. Lo ideal es tenerla en un lugar fresco, seco y sin luz directa. Una despensa ventilada o un armario alejado de fuentes de calor es una buena opción. Evita dejarla en sitios muy calurosos, como el coche en verano o cerca de una ventana. El calor puede alterar tanto el envase como el sabor del agua, sobre todo si es una botella de plástico. Y si te fijas en la etiqueta, verás que pone una fecha de consumo preferente, no de caducidad. Esto solo indica hasta cuándo se garantiza que el agua mantendrá todas sus propiedades intactas. Después de esa fecha aún se puede consumir, siempre que se haya conservado bien y la botella esté cerrada.¿Y qué pasa una vez que la abres?
Aquí cambia todo. En cuanto abres la botella, el agua entra en contacto con el aire, y eso puede afectar a su frescura, sobre todo si se deja destapada o en un sitio cálido. Para conservarla bien:- Cierra siempre bien el tapón.
- Mejor si la guardas en la nevera, aunque sea agua sin gas.
- Y si no vas a terminarla de una vez, evita beber directamente del envase. Así evitarás que se contamine más rápido.
Dónde es mejor guardarla en casa
A veces no le damos mucha importancia, pero el sitio donde guardas el agua marca la diferencia. Evita:- La luz solar directa.
- Zonas calurosas (como cerca del horno, el radiador o la caldera).
- Espacios con olores fuertes (como junto a detergentes o productos de limpieza).
- Una despensa o armario fresco y bien ventilado, sin humedad y lejos de productos que puedan contaminarla con olores.
Un par de trucos extra (que vienen muy bien)
Además de guardarla bien en casa, hay pequeños trucos que pueden ayudarte a mantener el agua fresca y lista para lo que necesites, sobre todo cuando aprieta el calor. ¿Te la vas a llevar fuera en verano? Congélala la noche anterior. Si usas una botella pequeña (de plástico, nunca de vidrio), puedes meterla parcialmente llena al congelador. Al día siguiente tendrás agua bien fría durante horas. Ideal para la mochila o el coche. Envuélvela en un paño húmedo si no tienes nevera cerca. El efecto de la evaporación ayuda a bajar un poco la temperatura. No hace milagros, pero suma. No la llenes hasta arriba si vas a congelarla. Al convertirse en hielo, el agua se expande. Si la botella está completamente llena, podría deformarse o incluso romperse. Y si simplemente te gusta fría pero sin congelarla, guárdala en la nevera unas horas antes de salir o usa una botella térmica que mantenga la temperatura.Lo que NO deberías hacer
Todos hemos hecho alguna de estas cosas alguna vez, pero vale la pena recordarlas para evitarlas:- Dejar una botella abierta días y luego beberla como si nada.
- Guardarla en el coche, sobre todo en verano.
- Tenerla al lado de fuentes de calor como radiadores o cocinas.
- Reutilizar la botella muchas veces sin lavarla bien entre usos.
Cuando el agua embotellada forma parte de la rutina
En España, abrir una botella de agua embotellada es casi parte del día a día. No es casualidad: somos uno de los países que más agua embotellada consume en toda Europa. Según un estudio sobre hábitos de consumo realizado por GlobalData y recogido por Natural Mineral Waters Europe, España ocupa el quinto puesto en consumo per cápita, justo por detrás de Italia, Alemania, Portugal y Hungría. Con ese nivel de consumo, no está de más aprender a conservarla bien. Porque si el agua embotellada ya forma parte de nuestra rutina, mejor disfrutarla siempre en su mejor versión: fresca, limpia y cuidada.
Seguro que te lo has preguntado más de una vez: ¿puedo volver a rellenar esta botella de agua? ¿Es seguro hacerlo? Aunque a simple vista parezcan todas iguales, no todas las botellas están pensadas para usarse más de una vez.
¿Cuántas veces puedo rellenar una botella de plástico?
Depende. No todas las botellas están hechas para durar, y eso tiene que ver con el tipo de plástico y con cómo la trates. Las botellas de agua que compramos en el súper suelen estar hechas de PET 1, un plástico ligero y reciclable, pensado para un solo uso. ¿Y entonces? ¿Hay que tirarla después del primer uso? No hace falta. Si la limpias bien, la usas solo un par de veces y no la dejas al sol ni en sitios con mucho calor, puedes reutilizarla sin problema durante un tiempo. Eso sí, si la usas muchos días seguidos, puede empezar a dar señales de que ya no está para más: pequeñas grietas, olor raro o ese sabor a “plástico recalentado”. Además, si no se limpia bien o bebes directamente de la botella, es más fácil que se acumulen bacterias. En un informe de la AESAN, se explica que los plásticos como el PET pueden ir deteriorándose con el uso y con el calor, y acabar soltando pequeñas partículas al agua. No pasa nada por usarla un par de veces si está limpia y en buen estado, pero no está hecha para durar para siempre. Consejos rápidos:- Lávala bien con agua caliente y jabón si la vas a reutilizar.
- Guárdala en un sitio fresco y sin sol directo.
- No la dejes en el coche.
- Y si huele raro, se ha deformado o tiene rayaduras… es hora de reciclarla.
- PET o PETE (1): el más usado en botellas de agua. Seguro, pero pensado para un solo uso.
- HDPE (2): plástico más resistente y reutilizable, habitual en botellas de leche o productos de limpieza.
- PP (5): también reutilizable, se encuentra en algunos envases de yogur o tapones.
- Botellas de vidrio, ideales para casa o la oficina.
- Acero inoxidable, resistentes, duraderas y con buen aislamiento térmico.
- Plásticos reutilizables sin BPA, ligeros y pensados para durar.

Seguro que alguna vez te has preguntado si toda el agua con gas es igual. ¿Viene siempre del mismo sitio? ¿Se le pone el gas después? ¿O ya sale así del manantial? Aunque todas burbujean, no todas tienen el mismo origen.
¿Cómo saber cuál estás comprando? Muy fácil: lee la etiqueta. Si es natural, normalmente lo indica. Si no pone nada sobre su origen o dice “agua carbonatada”, es probable que el gas haya sido añadido.
Agua con gas natural
Este tipo de agua ya sale con gas desde el propio manantial, sin que nadie tenga que añadirle nada. El gas se disuelve en ella de forma natural durante su recorrido subterráneo, en zonas con condiciones geológicas especiales. ¿El resultado? Un agua con un sabor más complejo, una burbuja suave y una composición mineral única que depende de cada lugar. Es más escasa, pero muy valorada por quienes buscan lo auténtico. En la etiqueta suele aparecer como “naturalmente carbonatada” o “agua con gas de origen natural”.Agua con gas añadido
En este caso, el gas no viene de la naturaleza, sino que se añade después en fábrica, mediante un proceso llamado carbonatación. Primero se enfría el agua y luego se le inyecta dióxido de carbono (CO₂) a presión. Así se consigue el cosquilleo que tanto nos gusta, pero de forma controlada. Este tipo de agua con gas es muy común en supermercados y restaurantes. Es una opción totalmente segura y práctica, y permite ajustar el nivel de gas para que siempre tenga el mismo sabor.Diferencias entre agua con gas natural y agua carbonatada artificialmente
Aunque ambas son válidas, tienen características distintas. Aquí tienes una tabla para verlas de un vistazo:Característica | Agua con gas natural | Agua carbonatada artificialmente |
Origen del gas | Subsuelo, disuelto de forma natural | Añadido en fábrica (CO₂ alimentario) |
Sabor y textura | Sabor más complejo, burbuja suave | Burbuja más marcada, sabor más neutro |
Composición mineral | Rica en minerales según el manantial | Depende del agua base utilizada |
Etiqueta | “Naturalmente carbonatada” | Suele figurar como “agua carbonatada” |
¿Y hay más tipos de agua con gas?
Además de las dos grandes categorías (agua con gas natural y agua con gas carbonatada artificialmente), existen otras variantes que, aunque no cambian el origen del gas, sí modifican el producto final. Por ejemplo, están las aguas con gas saborizadas (que incorporan aromas o frutas), las que tienen minerales añadidos (para dar un perfil más funcional), o incluso los clásicos sifones (muy usados en algunos países). También hay aguas naturalmente carbonatadas a las que se les ajusta el nivel de gas antes de embotellarlas. Estas versiones no forman una categoría propia, pero ayudan a mostrar la diversidad que existe dentro del mundo del agua con gas.El agua con gas: una rareza en el mercado
Encontrar una botella de agua con gas natural es, en muchos casos, como encontrar un pequeño tesoro. Y no es casualidad: este tipo de agua no abunda. Según el Instituto Geológico y Minero de España (IGME), las aguas sin gas representan el 96 % del total de aguas minerales envasadas en España, mientras que las aguas con gas (tanto naturales como carbonatadas) apenas alcanzan el 4 %. Eso explica por qué no es tan habitual ver agua con gas natural en todas partes. Su origen geológico requiere condiciones muy específicas, y eso la convierte en un producto mucho más escaso… y también más especial. Como ves, no todas las aguas con gas son iguales. Algunas nacen así, otras se preparan con mimo en fábrica. Conocer los tipos te ayuda a elegir según lo que buscas: naturalidad, intensidad de burbuja, sabor… o simplemente algo diferente para acompañar tus comidas. Y si además eliges una marca que cuida el entorno de su manantial, como Solán de Cabras, estarás apostando también por el origen y la sostenibilidad.
A veces, cuando tienes delante una botella de agua con gas, es normal que surjan dudas. ¿Llevará algo más aparte de agua? ¿Tiene calorías? ¿Es como un refresco?
Con tantas bebidas distintas en las estanterías, no siempre es fácil saber qué estamos tomando. Y aunque el agua de siempre no genera dudas, en cuanto aparecen las burbujas, la cosa cambia un poco.
Si alguna vez te lo has preguntado, aquí te lo explicamos de forma sencilla.
(Valores aproximados basados en datos de la Base de Datos Española de Composición de Alimentos (BEDCA))
Como ves, entre todas las bebidas carbonatadas, el agua con gas es la más ligera. De hecho, tiene las mismas calorías que el agua sin gas: cero.
AGUA CON GAS ¿TIENE CALORÍAS?
La respuesta es clara: no, el agua con gas no tiene calorías. Si hablamos de agua con gas natural, sin azúcares ni aromas añadidos, es igual de ligera que el agua sin gas. Lo único que cambia es que contiene dióxido de carbono, que es lo que le da ese toque efervescente. Así que si te apetece algo con burbujas pero sin sumar nada extra, el agua con gas es una opción perfecta. Solo asegúrate de que en la etiqueta no aparezcan ingredientes añadidos como saborizantes o edulcorantes, y listo.AGUA CON GAS VS OTRAS BEBIDAS CARBONATADAS
No todas las bebidas con burbujas son lo mismo. Algunas llevan ingredientes que suman calorías sin que siempre nos demos cuenta. Para que lo tengas más claro, aquí tienes una tabla con ejemplos muy habituales:Bebida | Calorías (por 100 ml) |
Agua con gas | 0 kcal |
Agua sin gas | 0 kcal |
Refrescos azucarados | 35-45 kcal |
Refrescos light / zero | 0-1 kcal |
Aguas saborizadas con azúcar | 20-30 kcal |
Zumos envasados | 40-50 kcal |