¿Tiene potasio el agua mineral

¿Tiene potasio el agua mineral?

El agua mineral no solo hidrata: también puede contener pequeñas cantidades de minerales esenciales, como el potasio. Aunque este elemento se asocia habitualmente a alimentos como el plátano o el aguacate, lo cierto es que su presencia (aunque mínima) también forma parte del perfil mineral de algunas aguas naturales. Por lo tanto la respuesta es: Sí, aunque en cantidades muy reducidas

En el caso de Solán de Cabras, el potasio forma parte de su composición mineral natural, resultado del lento proceso de filtrado del agua a través de las rocas del manantial. Este recorrido subterráneo, que dura miles de años, permite que el agua se enriquezca de forma equilibrada con minerales como el calcio, el magnesio, el sodio y, también, el potasio.

¿Cuánta cantidad de potasio hay en el agua?

La concentración de potasio en aguas minerales suele estar por debajo de los 2 mg/L. En el caso del agua mineral natural Solán de Cabras, el contenido es de 1 mg de potasio por litro, una cantidad que forma parte de su composición natural equilibrada.

Su presencia contribuye al perfil mineral que diferencia a unas aguas de otras. Por eso, algunos consumidores con necesidades dietéticas específicas pueden valorar estos pequeños matices en la composición.

¿Qué es el potasio y por qué es importante?

El potasio es un mineral fundamental para el funcionamiento de nuestro cuerpo. Ayuda a mantener el equilibrio de líquidos dentro y fuera de las células, interviene en el buen funcionamiento de los músculos y del sistema nervioso, y es esencial para la contracción muscular y el ritmo cardíaco regular.

En otras palabras, es uno de esos micronutrientes que, aunque no vemos, nuestro organismo necesita a diario para que todo funcione como debe.

La presencia de potasio en el agua mineral no tiene un impacto directo en la dieta, pero sí puede aportar valor desde otras perspectivas:

  • Indica una composición mineral equilibrada, fruto de un origen natural bien conservado.
  • Aporta matices al sabor del agua, en combinación con otros minerales como el sodio o el magnesio.
Refuerza el valor del agua como producto natural, con micronutrientes disueltos que no han sido modificados artificialmente.
¿El agua salada se evapora igual que el agua dulce

¿El agua salada se evapora igual que el agua dulce?

Puede que alguna vez te hayas hecho esta pregunta: si el agua de los océanos se evapora para formar las nubes, ¿por qué la lluvia no es salada? ¿Y el agua salada se evapora igual de rápido que la dulce?

La respuesta corta es no, no se evapora igual. Pero entender por qué no lo hace nos permite descubrir uno de los procesos más fascinantes y esenciales de la naturaleza: el ciclo del agua.

¿Qué es la evaporación y cómo funciona?

La evaporación es un proceso natural por el cual el agua líquida se transforma en vapor y sube a la atmósfera. A diferencia de la ebullición, no hace falta alcanzar los 100 °C para que esto ocurra. De hecho, el agua se evapora constantemente, incluso a temperatura ambiente, aunque no lo veamos.

Esto sucede porque algunas moléculas de agua tienen suficiente energía como para romper los enlaces que las mantienen unidas y escapar al aire en forma de gas. Cuanto más alta es la temperatura del agua o del aire, mayor es esa energía, y por tanto, más rápido se evapora.

Pero la temperatura no es el único factor que influye. También intervienen otras condiciones del entorno. Por ejemplo, en zonas de gran altitud, donde la presión atmosférica es más baja, la evaporación ocurre con mayor facilidad. Si además hay viento, este retira el vapor que se acumula sobre la superficie, dejando espacio para que se liberen nuevas moléculas.

La humedad del aire también importa: cuanto más seco esté, más capacidad tendrá para absorber vapor de agua. Y no podemos olvidar la radiación solar, que al calentar directamente la superficie del agua, aumenta la energía de sus moléculas y favorece su paso al estado gaseoso.

¿El agua salada se evapora más lento?

Sí, el agua salada se evapora más lentamente que la dulce, y la razón está en su composición química. Al contener sales disueltas, como el cloruro de sodio (NaCl), las moléculas de agua interactúan con los iones de sal, formando enlaces más fuertes. Este efecto actúa como un freno molecular, que dificulta que las moléculas escapen al aire.

En cambio, el agua dulce, al no tener estos iones disueltos, permite que sus moléculas se liberen con mayor facilidad. Por eso, si las condiciones de temperatura y viento son iguales, se evapora más rápido que el agua salada.

¿Y qué ocurre con la sal durante este proceso?

Aquí está el punto clave: la sal no se evapora. Cuando el agua de mar se calienta por acción del sol, solo las moléculas de H₂O ascienden en forma de vapor. Los iones de sal quedan atrás, lo que hace que el agua restante se vuelva cada vez más salada.

Este fenómeno convierte a la evaporación en un proceso natural de desalinización. Lo que sube es agua pura; lo que se queda, son los minerales.

Es cierto que algunos estudios apuntan a que, en condiciones extremas (como alta temperatura, baja presión o ambientes controlados de laboratorio), pueden escaparse trazas minúsculas de sal al vapor. Pero en la naturaleza, esta cantidad es tan insignificante que podemos afirmar con seguridad que la sal no forma parte del vapor de agua que sube.

Y por eso, si alguna vez te preguntaste por qué la lluvia es dulce aunque venga del mar, ahora sabes la respuesta. La lluvia se forma cuando el vapor de agua se enfría y condensa en la atmósfera. Como la sal nunca subió, el agua que cae es dulce, incluso si su origen está en el océano.
Así se hace una soda italiana healthy

Así se hace una soda italiana healthy

Ligera, refrescante y con infinitas combinaciones de sabores.La soda italiana es una bebida muy popular en cafeterías de medio mundo, especialmente en verano. Pero lo mejor es que puedes prepararla fácilmente en casa… y hacerla aún más saludable.

En este artículo te contamos cómo se hace y qué ingredientes necesitas para que te quede perfecta. Además, te damos algunos consejos para hacerla más natural, sin renunciar al sabor ni al placer de una buena burbuja.

¿Qué es una soda italiana?

La soda italiana es una bebida sin alcohol que mezcla agua con gas y sirope de frutas, servida con hielo y, a veces, con un toque de nata o crema (aunque en su versión healthy, prescindimos de esto último). Es refrescante, ligera y personalizable, por eso se ha convertido en una alternativa ideal a los refrescos industriales.

Aunque su nombre sugiere una tradición europea, la soda italiana se popularizó en Estados Unidos, especialmente en cafeterías y heladerías. Su nombre hace referencia al uso de jarabes inspirados en recetas clásicas italianas (como los de cereza, almendra o limón).

¿En qué se diferencia de otras bebidas con gas?

La clave está en su sencillez y en que tú decides cuánto endulzarla. No lleva conservantes ni aditivos si la haces en casa, y puedes prepararla con ingredientes naturales. Además, no es lo mismo una soda italiana que un refresco embotellado: aquí, tú eliges el agua, el jarabe y la intensidad del sabor.

Cómo se hace una soda italiana paso a paso

Ingredientes

  • Agua con gas muy fría: Para un resultado equilibrado y limpio, lo ideal es usar un agua mineral natural con gas. Si buscas calidad, pureza y equilibrio mineral, Solán de Cabras con gas es perfecta para esta receta.Su burbuja es suave, nada agresiva, y su composición mineral ayuda a realzar el sabor del jarabe sin saturar.
  • Sirope o jarabe de frutas Puede ser de fresa, frambuesa, maracuyá, mango, lima… Lo importante es que tenga buen sabor y, si es posible, sin azúcares añadidos.
  • Hielo Imprescindible para que esté bien fría y el sabor se mantenga equilibrado.
  • Fruta fresca (opcional) Para decorar o dar un toque extra: rodajas de lima, frutos rojos, hojas de menta…

Utensilios necesarios

  • Vaso alto
  • Cuchara o pajita mezcladora
  • Medidor (o a ojo, si ya le coges el truco)

Preparación

  1. Llena un vaso alto con cubitos de hielo.
  2. Añade entre 20 y 30 ml de sirope (según lo dulce que la quieras).
  3. Rellena lentamente con agua con gas, dejando que se mezcle suavemente.
  4. Remueve con cuidado y decora si lo deseas con fruta o hierbas frescas. Ideas para hacer tu soda italiana más saludable La versión tradicional puede llevar siropes bastante azucarados. Pero si quieres algo más ligero, aquí tienes algunas opciones:

    Endulzantes más naturales

    • Sirope casero hecho con fruta triturada y un toque de miel
    • Zumo concentrado 100% fruta
    • Infusión fría endulzada ligeramente con estevia

    Toques extra

    • Menta, albahaca o romero para darle un aroma fresco
    • Cáscaras de cítricos para intensificar el sabor sin añadir azúcar
    • Unas gotas de lima o limón fresco para equilibrar el dulzor
     

    Momentos perfectos para una soda italiana

    Una de las grandes ventajas de la soda italiana es su versatilidad. Puedes disfrutarla como un refresco ligero entre horas, ideal si buscas una alternativa sin cafeína ni alcohol. También funciona muy bien para acompañar comidas frescas y poco pesadas, especialmente en los meses más cálidos.

    Si estás pensando en una merienda especial, puede sustituir sin problema a los refrescos industriales, aportando un toque más natural y casero. Y si tienes invitados, no subestimes su efecto wow: servida con fruta fresca o hierbas aromáticas, se convierte en una bebida con presencia, perfecta para sorprender sin complicaciones.
Qué son las aguas subterráneas y cómo se forman

Qué son las aguas subterráneas y cómo se forman

¿Sabías que bajo tus pies existe un mundo invisible de agua que sostiene la vida, los ecosistemas y hasta tu propio bienestar? Hablamos de las aguas subterráneas, una parte esencial del ciclo del agua que, aunque no podamos ver a simple vista, juega un papel clave en nuestro día a día.

¿Qué son las aguas subterráneas?

Las aguas subterráneas son masas de agua dulce que se almacenan bajo la superficie terrestre, en formaciones geológicas llamadas acuíferos. Estos acuíferos funcionan como grandes esponjas naturales: son rocas o sedimentos permeables que permiten que el agua fluya a través de sus poros y se acumule durante años o incluso siglos.

Este tipo de agua no solo abastece a millones de personas en todo el mundo, sino que también mantiene el equilibrio de muchos ecosistemas, como ríos, lagunas y humedales. De hecho, una gran parte del agua potable que consumimos procede de estos depósitos naturales.

¿Cómo se forman?

Todo comienza con la lluvia. Parte del agua de las precipitaciones se filtra poco a poco a través del suelo. Al atravesar diferentes capas de tierra y roca, el agua va perdiendo impurezas hasta llegar a un estrato donde queda almacenada. Este proceso puede durar años, y ocurre de forma completamente natural.

El lugar donde se acumula el agua se conoce como zona de saturación, y la parte superior de esta zona es el nivel freático. Por encima de él está la zona de aireación, donde el agua solo ocupa parte de los poros del suelo.

¿Puede salir el agua subterránea a la superficie?

Sí. Aunque el agua subterránea suele estar oculta bajo tierra, puede emerger de forma natural. Esto ocurre en manantiales, cuando la presión del acuífero empuja el agua hacia la superficie. También puede alimentar ríos, arroyos o lagos, especialmente en épocas secas, ayudando a mantener su caudal.

Un ejemplo de ello son algunos manantiales naturales en zonas montañosas, como el de Solán de Cabras, donde el agua ha viajado durante años a través de la roca antes de brotar cristalina y pura. Son testimonio del equilibrio entre el agua y la tierra.

Ejemplos de aguas subterráneas

Las aguas subterráneas pueden presentarse de varias formas:
  • Manantiales naturales, donde el agua brota sin intervención humana. Uno de los ejemplos más reconocidos en España es el manantial situado en la Serranía de Cuenca, origen del agua de Solán de Cabras.
  • Pozos, perforaciones hechas por el ser humano para acceder al agua almacenada en los acuíferos. Son muy comunes en zonas rurales y agrícolas, ya que permiten extraer agua para beber, cocinar, regar o dar de beber al ganado.
  • Fuentes rurales, muchas veces vistas en pequeños pueblos o caminos, son construcciones sencillas conectadas a capas de agua poco profundas. En algunos casos, el agua brota sola, y en otros se canaliza desde galerías excavadas en la roca.
  • Aguas freáticas, es el nombre que recibe el agua subterránea más cercana a la superficie. Suele aparecer al excavar relativamente poca profundidad, y por eso es la primera que se encuentra al hacer un pozo.

Diferencia entre aguas superficiales y aguas subterráneas

Característica Aguas superficiales Aguas subterráneas
Ubicación En la superficie (ríos, lagos, etc.) Bajo tierra (acuíferos, capas freáticas)
Accesibilidad Fácil acceso Requiere perforación o brotes naturales
Visibilidad Visible Invisible a simple vista
Velocidad de recarga Rápida Lenta
Calidad inicial del agua Más expuesta a contaminación Mayor filtración natural

Ambas son esenciales para el equilibrio del ciclo del agua. Mientras que las aguas superficiales dependen directamente del clima, las subterráneas actúan como una reserva estratégica durante periodos de sequía.

Un recurso valioso que debemos proteger

Aunque parezca un recurso inagotable, las aguas subterráneas también están amenazadas. La sobreexplotación y la contaminación (ya sea por pesticidas, vertidos o actividades industriales)  pueden alterar su calidad o reducir su disponibilidad.

Además, al tratarse de un recurso que se forma lentamente, su recuperación también es muy lenta. Por eso es vital utilizar el agua de manera responsable, proteger los entornos naturales y garantizar un uso sostenible.

Las aguas subterráneas son un tesoro silencioso. Están ahí, bajo nuestros pies, filtrándose gota a gota durante años, alimentando manantiales, ríos y, en definitiva, nuestra vida. Entender cómo se forman, dónde están y por qué debemos protegerlas es el primer paso para cuidarlas como se merecen.
Comprar agua online es la solución para no cargar botellas

Comprar agua online es la solución para no cargar botellas

Comprar agua en el supermercado y cargar con las botellas hasta casa puede convertirse en una tarea incómoda: peso, espacio, esfuerzo y tiempo. En los hogares donde se consume agua embotellada de forma habitual, esta rutina acaba siendo poco práctica. Por suerte, la compra online ha transformado nuestros hábitos, también en lo que a agua embotellada se refiere. Hoy, pedir agua a domicilio no solo es posible, sino cada vez más habitual. Te contamos qué deberías tener en cuenta si estás pensando en dar el paso.

¿Por qué cada vez más personas compran agua online?

La tendencia es clara: cada vez más hogares optan por llenar su despensa digitalmente. Según datos recientes del Observatorio del Comercio Electrónico en Alimentación, los consumidores que combinan compra online y física han aumentado más de 7 puntos porcentuales en el último año.. En el caso del agua, la motivación es sencilla: es un producto de uso diario, voluminoso y pesado. Comprar online resuelve los tres problemas de un golpe:
  • Evitas cargar peso, especialmente útil si no tienes ascensor o haces grandes compras. 
  • Ahorras tiempo, ya que no necesitas desplazarte ni hacer cola. 
  • Te aseguras disponibilidad, eligiendo formatos adaptados a tus necesidades.

Qué tener en cuenta al comprar agua embotellada online

La compra online te da acceso a una gran variedad de aguas y formatos. Pero antes de hacer clic, conviene revisar algunos aspectos.

Formatos disponibles y cómo elegir el adecuado

No necesitas comprar siempre las mismas botellas. Hoy existen múltiples formatos adaptados a diferentes ritmos de vida, como </span botellas individuales, prácticas para el día a día o para llevar fuera de casa; garrafas familiares, ideales cuando el consumo es elevado o se busca una opción más eficiente en volumen; y packs combinados o suscripciones, que permiten planificar el abastecimiento semanal o mensual sin preocuparse por reponer constantemente.  Antes de elegir, conviene tener en cuenta cuántas personas hay en casa, cuánta agua se consume a diario y cuánto espacio hay disponible para almacenarla. Así será más fácil acertar con el formato y la frecuencia de compra.

Costes de envío y frecuencia de compra

Algunas tiendas online ofrecen envío gratuito a partir de cierto importe. Otras permiten agrupar productos en un solo pedido. Y si consumes agua regularmente, los packs por suscripción te ayudarán a automatizar la reposición sin esfuerzo.

Consejos para que tu compra online de agua sea más eficiente

Antes de lanzarte, aquí van algunos consejos prácticos:
  • Consulta el etiquetado de la botella online, como harías en tienda física. 
  • Planifica el consumo estimado de tu hogar para elegir el formato más adecuado. 
  • Aprovecha la entrega a domicilio para evitar cargar con peso innecesario. 
  • Guarda los envases en un lugar fresco, seco y alejado de la luz solar directa. 

Comprar agua Solán de Cabras online: qué debes saber

Comprar agua online es una forma cómoda y eficiente de asegurarte una hidratación de calidad sin cargar peso. Solán de Cabras está disponible a la venta en botellas de 50 cl, 1.5 L, 2 L y garrafas de 5 L, así como en packs familiares o de hidratación diaria. Puedes elegir botellas individuales para llevar en el bolso, o garrafas de 5 L para tener siempre agua en casa sin preocuparte por reponer constantemente. Todos los envases están fabricados con 100 % PET reciclado, reflejo de nuestro compromiso con la sostenibilidad.  ¿Y tú? ¿Te animas a dejar de cargar botellas y pasarte al agua a domicilio?
Definición de huella hídrica con ejemplos y cómo calcularla

Esta es la huella hídrica explicada con ejemplos y cómo calcularla

¿Sabías que para producir una taza de café se pueden llegar a necesitar más de 100 litros de agua? No es un error. Esa cifra incluye no solo el agua que utilizas para prepararlo, sino toda la que ha sido necesaria para cultivar los granos, procesarlos, transportarlos y empaquetarlos. Ese es precisamente el objetivo de la huella hídrica: ayudarnos a ver el agua que no vemos.

¿Qué es la huella hídrica?

La huella hídrica es un indicador ambiental que mide el volumen total de agua dulce usado, directa o indirectamente, para fabricar un producto o prestar un servicio. También se aplica al consumo individual, de una comunidad, una empresa o incluso un país entero. Imagina que miras tu armario. Una camiseta puede haber requerido 2.700 litros de agua para ser fabricada. Unos vaqueros, más de 8.000 litros. Esa suma invisible de agua es la que refleja la huella hídrica.

¿Quién creó este concepto y para qué sirve?

El concepto fue introducido en 2002 por el investigador Arjen Hoekstra mientras trabajaba para la UNESCO. Su objetivo: ofrecer una herramienta sencilla para concienciar sobre el uso racional del agua, un recurso natural limitado. Desde entonces, se ha convertido en una referencia en sostenibilidad hídrica, tal como promueve la  propia Water Footprint Network desde su creación.

Tipos de huella hídrica

Existen tres tipos de huella hídrica, según la procedencia del agua implicada:

Huella hídrica verde: el agua que viene del cielo Es el agua de lluvia o nieve que queda almacenada en el suelo y que absorben las plantas. Es clave en cultivos, bosques o jardines. Por ejemplo, un campo de trigo que no necesita riego adicional depende exclusivamente de agua verde.

Huella hídrica azul: agua dulce extraída de fuentes naturales Es el agua que se extrae de ríos, lagos o acuíferos para riego, uso doméstico o industrial. Esta agua sí se “toma” del sistema natural. El riego de un cultivo de arroz o el uso de agua en una fábrica se consideran huella hídrica azul.

Huella hídrica gris: el agua necesaria para diluir la contaminación Representa la cantidad de agua necesaria para diluir los residuos generados en un proceso hasta alcanzar niveles aceptables de calidad. Es un indicador de impacto sobre la calidad del agua.

Ejemplos cotidianos de huella hídrica

Desde una taza de café hasta unos vaqueros: ¿cuánta agua hay detrás? Aquí algunos ejemplos aproximados para entender mejor este concepto:
  • Una taza de café: 140 litros
  • Un kilo de carne de vacuno: 15.000 litros
  • Una camiseta de algodón: 2.700 litros
  • Un kilo de lentejas: 1.250 litros
  • Una botella de agua de plástico desechable: 7,5 litros sólo para su fabricación

¿Cómo se calcula la huella hídrica?

El cálculo de la huella hídrica consiste en sumar la cantidad de agua utilizada en todas las etapas del ciclo de vida de un producto o servicio, es decir, sumar los tres tipos de huella hídrica existentes: la huella verde, azul y gris. El resultado se expresa generalmente en litros o metros cúbicos por unidad, ya sea por kilo de alimento, prenda de ropa, producto industrial o incluso por persona.

Para calcular tu huella hídrica personal, existen herramientas online que te facilitan el proceso. Por ejemplo, la calculadora de Water Footprint Network permite estimar tu consumo total de agua en función de tus hábitos diarios, como la dieta, el uso doméstico del agua o el consumo de productos.

En el caso de empresas o productos, el cálculo es más complejo. Se aplican metodologías específicas como la norma ISO 14046 o la propuesta por Water Footprint Network. Estas metodologías tienen en cuenta todo el ciclo de vida del producto: desde la extracción de materias primas hasta el uso y eliminación final. Así, permiten identificar los puntos críticos donde el consumo de agua es mayor y definir estrategias para optimizar su uso.

Estrategias para reducir la huella hídrica

A nivel individual, hay pequeños cambios que pueden marcar una gran diferencia. Reducir el tiempo en la ducha, elegir productos locales y de temporada, limitar el consumo de carne roja, evitar el desperdicio de alimentos o utilizar botellas reutilizables en lugar de plásticas son gestos sencillos que ayudan a disminuir el consumo invisible de agua. Filtrar el agua del grifo en casa también puede ser una opción más sostenible y práctica frente al uso de botellas desechables. Si quieres ir un paso más allá, en este artículo te contamos algunas formas fáciles y efectivas de ahorrar agua en el hogar.

En el ámbito empresarial, existen diversas medidas para gestionar el uso del agua de forma más responsable. Implementar tecnologías de bajo consumo, aplicar sistemas de riego eficiente, reciclar el agua en procesos industriales, revisar la procedencia de materiales y proveedores o comunicar de forma transparente las acciones de sostenibilidad hídrica son prácticas cada vez más habituales entre las organizaciones comprometidas con el medioambiente.

Por qué es importante conocer tu huella hídrica

Conocer tu huella hídrica es el primer paso para actuar. No se trata de dejar de consumir, sino de tomar decisiones más informadas. Cada pequeño gesto cuenta. Desde lo que eliges en el supermercado hasta cómo vistes o cuántas veces reutilizas una botella, todo suma.

La sostenibilidad empieza por el conocimiento. Y en un mundo donde el agua es cada vez más escasa, saber cuánta usamos (incluso sin darnos cuenta) puede marcar la diferencia
Receta de agua de Jamaica preparación, propiedades y beneficios

Receta de agua de Jamaica: preparación, propiedades y beneficios

El agua de Jamaica es una bebida tradicional muy popular en México, Centroamérica y otras regiones tropicales. Se prepara a partir de la infusión de la flor de hibisco (también conocida como flor de Jamaica) y destaca tanto por su sabor refrescante y ácido, como por su color rojo intenso. Ya sea para hidratarte, acompañar las comidas o disfrutar de una bebida diferente y natural, esta receta es una opción saludable y fácil de preparar en casa.

¿Qué es y para qué sirve el agua de Jamaica?

El agua de Jamaica es una infusión elaborada con los cálices secos de la flor de hibisco (Hibiscus sabdariffa), una planta rica en compuestos vegetales y antioxidantes. Aunque se puede tomar caliente, lo más habitual es servirla bien fría, endulzada al gusto, y en ocasiones con unas gotas de limón. Además de ser una bebida sabrosa y aromática, el agua de Jamaica sirve para hidratar de forma natural y aportar ciertos beneficios gracias a su composición. Su consumo moderado se ha relacionado con una ligera acción diurética, propiedades digestivas y aporte de vitamina C, lo que la convierte en una alternativa ideal a las bebidas azucaradas industriales.

Cómo hacer agua de Jamaica en casa

A continuación, te mostramos una receta tradicional paso a paso para preparar esta bebida en casa. No necesitas ingredientes complicados y puedes adaptarla fácilmente según tus preferencias de dulzor o intensidad.

Ingredientes

  • 100 g de flor de Jamaica seca
  • 2 litros de agua
  • 150–200 g de azúcar (ajustable al gusto o reemplazable por edulcorante)
  • Hielo al gusto
  • Opcional: unas rodajas de limón o una rama de canela

Preparación

  1. En una olla, calienta medio litro de agua.
  2. Cuando hierva, añade las flores de Jamaica, apaga el fuego y tapa.
  3. Deja reposar entre 10 y 15 minutos.
  4. Cuela la infusión en una jarra y añade el azúcar mientras aún esté caliente para facilitar su disolución.
  5. Incorpora el resto del agua (fría o a temperatura ambiente) y mezcla bien.
  6. Deja enfriar en el refrigerador o sirve directamente con hielo. Puedes añadir un toque de limón o canela si deseas un matiz aromático diferente.
Esta receta rinde unas 8 porciones y se conserva bien en frío durante 2 o 3 días.

Propiedades del agua de Jamaica

Una de las razones por las que esta bebida ha ganado popularidad es por su combinación de sabor y beneficios. Algunas de sus propiedades más destacadas son:
  • Rica en antioxidantes naturales, similares a los que encontramos en frutas como los arándanos o la granada, que ayudan al organismo a mantener el equilibrio interno del cuerpo y a reforzar el sistema defensivo de forma natural.
  • Contiene vitamina C, que contribuye al funcionamiento normal del sistema inmunitario.
  • Su efecto diurético suave puede favorecer la eliminación de líquidos.
  • Puede ayudar a estimular la digestión y aliviar molestias gastrointestinales leves.
  • Tiene un sabor ácido natural, por lo que muchas personas la prefieren como sustituto saludable de refrescos o bebidas con gas.

¿Tiene contraindicaciones?

El agua de Jamaica es generalmente segura para la mayoría de las personas si se consume con moderación. En cantidades elevadas o en ayunas, podría resultar algo agresiva para estómagos sensibles. En personas con presión arterial baja o en tratamiento con diuréticos, conviene consultar antes con un profesional de la salud.

Un clásico natural que puedes disfrutar todo el año

Preparar agua de Jamaica en casa es una manera sencilla y sabrosa de disfrutar de una bebida refrescante, con un perfil nutricional interesante y muchas posibilidades. Su intenso color, su sabor único y sus posibles beneficios digestivos y antioxidantes la han convertido en una de las infusiones más valoradas en muchas culturas del mundo. Para realzar aún más su calidad, una excelente opción es elaborarla con agua Solán de Cabras: su equilibrada composición mineral no solo potencia el sabor del hibisco, sino que aporta una base de alta calidad que complementa las propiedades naturales de la flor de Jamaica. El resultado es una bebida completa y armoniosa, ideal para quienes buscan cuidarse de forma natural sin renunciar al sabor.
Qué es el Agua Salobre y qué usos tiene

Qué es el Agua Salobre y qué usos tiene

El agua salobre es un tipo de agua que contiene una concentración de sales disueltas superior a la del agua dulce, pero menor que la del agua de mar. Es decir, no es ni completamente dulce ni completamente salada. Esta composición la convierte en un recurso singular, tanto desde el punto de vista ecológico como en su potencial uso para el abastecimiento humano e industrial.

El término «salobre» se aplica al agua que contiene entre aproximadamente 0,5 y 30 gramos de sal por litro, o lo que es lo mismo, entre 500 y 30.000 mg/L de sólidos disueltos totales (TDS). Para ponerlo en contexto:
  • El agua dulce contiene menos de 0,5 gramos de sal por litro.
  • El agua de mar supera los 35 gramos por litro.
La salinidad del agua salobre puede variar mucho, lo que influye directamente en su composición química, usos y tratamiento necesario para su aprovechamiento. Además de sodio y cloruro, puede contener otros minerales como calcio, magnesio, potasio, sulfatos o bicarbonatos. Por su naturaleza intermedia, el agua salobre no suele ser potable tal cual, y tampoco es siempre apta para el riego convencional o ciertos procesos industriales sin tratamiento previo.

Dónde se encuentra el agua salobre

El agua salobre se forma y aparece en diferentes contextos geográficos y geológicos:
  • Estuarios y deltas: Son zonas donde el agua dulce de los ríos se mezcla con el agua salada del mar. Este encuentro genera ecosistemas ricos y variados, con agua de salinidad intermedia.
  • Albuferas y lagunas costeras: Como la Albufera de Valencia o la de Mallorca, que se alimentan de agua marina pero están parcialmente aisladas, permitiendo la entrada de agua dulce desde ríos o lluvias.
  • Acuíferos costeros: En zonas cercanas al mar, la sobreexplotación de agua dulce puede favorecer la intrusión salina, generando aguas salobres en el subsuelo.
  • Formaciones geológicas con rocas salinas: El agua de lluvia que se infiltra puede disolver minerales presentes en el suelo y generar agua salobre, incluso lejos de la costa.
  • Aguas fósiles: Algunos acuíferos profundos almacenan agua salobre desde hace miles de años, atrapada por procesos naturales.

Ejemplos de aguas salobres en el mundo

  • Bahía de Chesapeake (EE.UU.): el mayor estuario del país, mezcla de aguas dulces y saladas, con alto valor ecológico.
  • Estuario del Río de la Plata (Argentina y Uruguay): uno de los más grandes del mundo, con aguas salobres y gran importancia económica.
  • Laguna de Mar Chiquita (Argentina): laguna costera separada del mar por dunas, con mezcla de agua dulce y marina.
  • Estuario del Támesis (Reino Unido): punto de encuentro entre el río Támesis y el mar del Norte.
  • En España, además de las albuferas ya citadas, se pueden encontrar aguas salobres en zonas como el delta del Ebro, marismas de Doñana, el Mar Menor o ciertos acuíferos en zonas áridas del sureste peninsular.

Usos del agua salobre: un recurso con potencial

Aunque no sea agua potable directa, el agua salobre tiene usos relevantes si se gestiona adecuadamente:

La desalinización para consumo humano es una de las más destacadas. Gracias a técnicas como la ósmosis inversa, es posible eliminar gran parte de las sales y convertir esta agua en apta para el consumo. Por ejemplo en Chipre, la ciudad de Limassol obtiene agua potable a partir de acuíferos salobres mediante este proceso, reduciendo su dependencia del agua dulce superficial o de lluvia. Además, al tener menos sal que el agua marina, el tratamiento es más eficiente energéticamente y más barato.

En agricultura, algunos cultivos toleran cierto grado de salinidad, como el algodonero, algunos cereales o variedades de arroz. En regiones como ciertas zonas del sur de España, donde el agua dulce escasea, se han aprovechado fuentes salobres para mantener la actividad agrícola sin agotar los acuíferos de agua dulce.

La acuicultura también se beneficia de este recurso. Especies como el camarón o la trucha de mar se crían en estanques de agua salobre en muchas zonas costeras, donde se recrean condiciones óptimas sin depender completamente del agua marina.

En la industria, el agua salobre se utiliza para refrigerar maquinaria o limpiar equipos, especialmente cuando no es necesario utilizar agua tratada. Por ejemplo, en plantas de procesamiento alimentario o de productos químicos situadas en zonas costeras, su uso permite ahorrar agua dulce sin comprometer los procesos.

En el ámbito energético, algunas plantas termosolares emplean agua salobre para generar vapor y mover turbinas. Un caso concreto es el de ciertas instalaciones en Oriente Medio, donde este recurso se integra como parte del sistema de refrigeración, aprovechando su disponibilidad local.

Por último, en el tratamiento de aguas residuales, el agua salobre se emplea como apoyo en procesos de dilución o limpieza, especialmente en zonas industriales donde hay una elevada demanda de agua. Esto permite preservar las reservas de agua dulce para otros usos más sensibles.

Importancia ecológica del agua salobre

Más allá de sus posibles usos, las aguas salobres forman ecosistemas de alto valor ecológico. Estuarios, lagunas y marismas albergan una gran biodiversidad de peces, aves migratorias y vegetación acuática.

La salobridad crea un entorno químico inestable pero altamente productivo, donde muchas especies han desarrollado adaptaciones únicas. Además, estas zonas actúan como filtros naturales que retienen sedimentos y contaminantes, contribuyendo a la calidad del agua costera y ayudando a prevenir la proliferación de algas nocivas.

En cuanto a la fauna, muchas aves migratorias encuentran en las zonas salobres un hábitat ideal para descansar y alimentarse. Flamencos, garzas o cigüeñuelas son frecuentes en humedales y estuarios, especialmente durante los periodos de migración. También abundan especies acuáticas como anguilas, lubinas y crustáceos, capaces de adaptarse a estos cambios de salinidad. Estos entornos mixtos resultan fundamentales para etapas clave del ciclo de vida de muchas especies, desde la cría hasta la alimentación.

Aguas salobres como alternativa al abastecimiento hídrico

En un contexto de escasez creciente de agua dulce, el agua salobre representa una alternativa real y valiosa. La tecnología actual permite tratarla con eficiencia energética y costes razonables, lo que la convierte en una opción estratégica para abastecer poblaciones o industrias en zonas afectadas por la sequía o el agotamiento de acuíferos.

El agua salobre es un recurso hídrico intermedio que está cobrando relevancia en un mundo que necesita nuevas formas de abastecimiento sostenible. Comprender sus características, potenciales usos y limitaciones es clave para aprovecharlo sin comprometer los ecosistemas que lo albergan.
Todo lo que necesitas saber sobre el pH del agua

Todo lo que necesitas saber sobre el pH del agua

El agua es esencial para la vida, pero no toda el agua es igual. Uno de los factores más importantes para determinar su calidad es el pH, un valor que nos indica si el agua es ácida, neutra o alcalina. Puede parecer un concepto técnico, pero entenderlo es mucho más fácil de lo que parece, y muy útil si queremos cuidar nuestra salud, nuestros electrodomésticos o incluso nuestras plantas.

¿Qué es el pH del agua?

El pH (potencial de hidrógeno) es una medida que indica cuán ácida o alcalina es una disolución acuosa como el agua. Se expresa en una escala que va del 0 al 14:
  • Un valor de pH 7 se considera neutro, como el agua pura en condiciones ideales.
  • Los valores por debajo de 7 indican que el agua es ácida.
  • Los valores por encima de 7 indican que es alcalina o básica.
Esta escala es logarítmica, lo que significa que cada número representa un cambio diez veces mayor en acidez o alcalinidad. Por ejemplo, una muestra con pH 6 es diez veces más ácida que una con pH 7, y una con pH 5 es cien veces más ácida.

¿Qué significa que el agua tenga pH neutro?

Ahora que ya sabemos que el valor 7 representa un pH neutro, puede surgir la pregunta: ¿pero qué significa realmente que el agua sea neutra? En términos prácticos, implica que el agua no presenta ni carácter ácido ni alcalino. Este equilibrio es característico del agua pura, sin minerales ni gases disueltos, y se da en condiciones ideales de laboratorio. Sin embargo, en el mundo real, encontrar agua con pH exactamente 7 es poco común. El agua es un disolvente muy activo y tiende a absorber compuestos del entorno. Por ejemplo, al entrar en contacto con el aire, puede captar dióxido de carbono (CO₂), lo que la vuelve ligeramente ácida. Es el caso del agua destilada: aunque comienza con un pH neutro, basta con dejarla reposar al aire para que su pH descienda a valores cercanos a 5,5 o 6. Este comportamiento no es necesariamente negativo, simplemente refleja lo sensible que es el pH del agua frente a su entorno. Aunque el pH neutro es una referencia ideal, lo verdaderamente importante es que el agua se mantenga dentro de un rango seguro y funcional para su consumo y uso cotidiano.

Ejemplos cotidianos para entender mejor la escala del pH

  • Zumo de limón: pH 2,5 (muy ácido)
  • Café: pH 5 ( ácido)
  • Agua pura: pH 7 (neutro)
  • Agua con cal: pH 9-12 (alcalina)
  • Lejía: pH 13 (muy alcalina)

¿Por qué es importante el pH del agua?

El pH del agua es un indicador clave de su calidad. No solo determina si el agua es apta para el consumo humano, sino que también afecta directamente a su sabor, su efecto sobre los electrodomésticos, su capacidad para disolver sustancias, y su influencia en organismos vivos como plantas o peces. Mantenerlo dentro del rango adecuado es fundamental tanto para la salud como para el buen funcionamiento de las instalaciones y sistemas en los que se utiliza. El pH influye directamente en múltiples aspectos de la vida diaria:
  • Salud: Un agua demasiado ácida puede dañar el esmalte dental, causar molestias digestivas o favorecer la disolución de metales pesados como el plomo o el cobre, lo que supone un riesgo para la salud a largo plazo. Por su parte, un pH demasiado alto puede alterar la digestión, resecar la piel y el cabello o modificar el equilibrio del microbioma cutáneo.
  • Tuberías y electrodomésticos: La acidez puede corroer instalaciones metálicas y liberar partículas indeseadas al agua, mientras que la alcalinidad excesiva favorece la aparición de sarro y la formación de incrustaciones que obstruyen grifos y reducen la eficiencia de calderas, lavadoras o calentadores.
  • Sabor y textura: El agua ácida puede tener un sabor agrio o metálico, mientras que la alcalina puede resultar salina, jabonosa o desagradable al paladar.
  • Productos de limpieza y desinfección: Un pH desequilibrado reduce la eficacia de muchos productos como detergentes, jabones o desinfectantes como el cloro, lo que afecta a la higiene doméstica o al tratamiento de piscinas.
  • Usos agrícolas o en acuarios: En cultivos o ecosistemas acuáticos, un pH incorrecto puede dificultar la absorción de nutrientes o afectar gravemente la salud de las plantas y los animales.

¿Cuál es el pH ideal del agua para beber?

Según las principales autoridades sanitarias internacionales, como la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Unión Europea, el pH del agua potable debe situarse entre 6,5 y 9,5. Este rango es clave para asegurar que el agua sea segura, saludable y adecuada para su consumo diario. Un agua dentro de estos valores no solo es compatible con el equilibrio natural de nuestro organismo, sino que también garantiza otras condiciones fundamentales: evita la corrosión de las tuberías y la posible liberación de metales pesados como el plomo o el cobre; previene la formación de incrustaciones de cal o sarro al no ser excesivamente alcalina; y favorece el correcto funcionamiento de los tratamientos de desinfección, ya que productos como el cloro actúan de manera más efectiva cuando el pH está bien regulado.

Tipos de agua y su pH habitual:

Agua del grifo: Su pH suele estar entre 6,5 y 8,5, dependiendo del origen del agua, el tipo de tratamiento que reciba y el estado de las tuberías. Por ejemplo, en zonas con agua muy calcárea (como en Valencia o Zaragoza), el agua puede acercarse a un pH de 8 o más, mientras que en lugares con aguas blandas, como el norte de Galicia, puede rondar el 7. Este rango asegura que sea segura para el consumo, aunque a veces puede presentar sabores diferentes según la región. Agua embotellada: El pH varía mucho: desde 4,5 (ligeramente ácida) hasta 9,5 (alcalina). Todo depende del manantial, el proceso de embotellado y si ha sido tratada para modificar su composición. En el caso del agua Solán de Cabras, su pH es ligeramente alcalino. Además, su mineralización equilibrada y su sabor suave la hacen una opción habitual para quienes buscan una hidratación de calidad en el día a día. Agua destilada: En laboratorio, el pH del agua destilada es 7 (neutro). Sin embargo, en cuanto se expone al aire, absorbe dióxido de carbono y puede bajar hasta 5,5, lo que la vuelve ligeramente ácida. Este tipo de agua no es habitual para beber, se usa sobre todo en planchas, baterías o laboratorios, precisamente por su pureza y ausencia de minerales. Agua de lluvia:Tiene un pH natural de alrededor de 5,6, debido a que absorbe CO₂ del aire, formando ácido carbónico. No es peligrosa para las plantas ni para el ambiente, pero no es recomendable para el consumo humano sin tratamiento, ya que puede arrastrar contaminantes del aire o de las superficies por donde escurre. Agua osmotizada: Suele tener un pH entre 6 y 7, ya que durante el proceso se eliminan casi todos los minerales que “amortiguan” los cambios de acidez. Aunque sigue siendo potable, su sabor puede parecer más “plano” o incluso ligeramente ácido para quienes están acostumbrados al agua del grifo o mineral natural. Algunas personas optan por remineralizarla con filtros especiales. Un agua con pH entre 7 y 8 suele considerarse equilibrada para el consumo habitual y el mantenimiento doméstico.

¿Cómo medir y ajustar el pH del agua?

Cómo medir el pH del agua

Medir el pH del agua es más sencillo de lo que parece, y existen varias herramientas al alcance de cualquiera: Las tiras reactivas son una opción práctica y económica. Se sumergen en el agua y cambian de color, lo que permite comparar el resultado con una escala impresa. Son útiles para comprobar rápidamente si el agua está dentro de un rango normal, aunque no ofrecen una precisión exacta. Los medidores digitales, por otro lado, proporcionan una lectura precisa y numérica del pH. Funcionan con sensores electrónicos y son ideales para quienes necesitan un control más riguroso, como en acuarios, equipos de filtrado o cultivos. Eso sí, requieren calibración periódica. Los kits colorimétricos, muy usados en piscinas, funcionan mediante gotas que reaccionan químicamente con el agua y muestran un color que indica el pH aproximado. En general, es recomendable medir el pH si el agua proviene de un pozo, si se usa un sistema de filtrado complejo o si se observan cambios inusuales en sabor, olor o color.

Cómo ajustar el pH del agua

Cuando el pH del agua no se encuentra dentro del rango considerado adecuado, pueden aplicarse distintos métodos para corregirlo, dependiendo de si se trata de un exceso de acidez o de alcalinidad. En casos de pH bajo (agua ácida), existen procesos que incorporan minerales alcalinos al agua. Es habitual que sistemas de tratamiento utilicen bicarbonatos o carbonatos para estabilizar el pH. También hay tecnologías que añaden calcio o magnesio mediante filtración, especialmente en el agua potable o industrial. Cuando el agua presenta un pH alto (agua alcalina), se pueden aplicar soluciones reguladoras a base de ácidos naturales o químicos, como el ácido cítrico o el ácido clorhídrico, en entornos controlados como piscinas o cultivos. Estos ajustes permiten mantener el equilibrio adecuado para usos específicos, como la desinfección o la absorción de nutrientes por parte de las plantas. En todos los casos, el tipo de agua, su uso final y su composición mineral influyen en el método más adecuado. El pH no se ajusta de forma universal: requiere conocimiento del contexto y análisis previos para tomar decisiones informadas y seguras.

Todo se resume en un buen equilibrio

El pH del agua, aunque pueda parecer un dato menor, es un indicador clave de su calidad. Un valor equilibrado dentro del rango recomendado garantiza que el agua sea apta para el consumo, segura para el organismo y compatible con los sistemas domésticos e industriales. Afecta no solo a la salud humana, sino también al sabor, la eficacia de tratamientos como la desinfección y la durabilidad de las instalaciones. Comprender y controlar el pH es una parte esencial del cuidado del agua en cualquier entorno.
 
Cuando un agua es No Mineral

Cuando un agua es No Mineral

Aunque muchas veces se asume que toda el agua embotellada es «mineral», la realidad es que no todas las aguas son iguales ni pueden etiquetarse de la misma manera. La diferencia entre un agua mineral natural y una que no lo es va más allá del nombre: implica su origen, su tratamiento y su composición Para entender qué es un agua no mineral, primero necesitamos tener clara la definición de agua mineral natural. Según la legislación vigente en España y los estándares internacionales como el Codex Alimentarius, un agua mineral natural debe cumplir cuatro condiciones esenciales:
  1. Origen subterráneo: procede de acuíferos profundos, protegidos de toda contaminación.
  2. Composición mineral constante: sus minerales y oligoelementos permanecen estables en el tiempo.
  3. Pureza en origen: no necesita tratamientos para ser apta para el consumo.
  4. Regulación específica: su uso, captación y etiquetado están sujetos a una normativa muy estricta.
Este tipo de agua se embotella directamente en el punto de surgencia, conservando intactas sus propiedades naturales. Cada agua mineral natural tiene una personalidad única, determinada por el terreno geológico por el que ha circulado durante años o incluso siglos.

Por tanto, ¿cuándo un agua no puede considerarse mineral?

Un agua deja de ser considerada mineral si no cumple con alguno de los requisitos anteriores:
  • Si no tiene origen subterráneo: por ejemplo, si proviene de ríos, embalses, lagos o incluso del grifo.
  • Si requiere tratamiento para ser potable: como cloración, filtración, osmosis inversa o rayos ultravioleta.
  • Si su composición mineral no es constante: es decir, varía dependiendo de la fuente o del momento del año.
  • Si no tiene pureza microbiológica en origen: y necesita procesos para eliminar microorganismos o contaminantes.

En otras palabras, cuando hablamos de agua no mineral, nos referimos a cualquier agua que no cumple los criterios establecidos por la normativa para ser considerada “agua mineral natural”. Es decir, no tiene origen en un acuífero subterráneo protegido, no presenta una composición mineral constante, no mantiene pureza microbiológica en su punto de surgencia y, además, requiere algún tipo de tratamiento para ser apta para el consumo.

Este tipo de agua puede proceder de diversas fuentes, como ríos, lagos, embalses, lluvia o incluso del sistema de abastecimiento urbano. Al no tener una composición mineral estable ni un origen geológico protegido, se somete habitualmente a procesos de potabilización o purificación. Estos tratamientos pueden incluir técnicas como la cloración, la osmosis inversa, la filtración con carbón activo, la desinfección con luz ultravioleta… métodos variados que aseguran que el agua sea segura para el consumo, aunque no todos son visibles a simple vista.

Casos de Aguas No Minerales

Agua del grifo

Un ejemplo común de agua no mineral es el agua del grifo, que puede provenir de fuentes naturales superficiales o subterráneas, pero siempre es sometida a tratamientos para garantizar su seguridad. Aunque es totalmente segura para el consumo si cumple la normativa, no puede considerarse ni etiquetarse como agua mineral natural porque ha sido modificada en su composición y requiere intervención humana para ser potable.

Agua desmineralizada o destilada

Otro caso es el del agua desmineralizada o destilada, utilizada a menudo en entornos industriales, laboratorios o electrodomésticos. Esta agua ha sido sometida a procesos que eliminan prácticamente todos sus minerales, como la destilación o la desionización. Por su extrema pureza química, no es adecuada para el consumo habitual, ya que carece de los minerales que suelen estar presentes en aguas naturales y que forman parte de una hidratación equilibrada.

Aguas envasadas sin esta categoría

También existen aguas envasadas que, aunque procedan de manantiales, no tienen la categoría de agua mineral natural porque su composición no es estable o porque han sido tratadas para garantizar su seguridad. En estos casos, pueden comercializarse como agua de manantial o simplemente como agua potable envasada, pero la legislación no permite que se presenten como agua mineral.

¿Es segura un agua no mineral?

Sí, un agua no mineral puede ser segura si cumple con la legislación sobre agua potable, como la Directiva 98/83/CE en Europa. Esta normativa regula aspectos como el pH, la ausencia de contaminantes, y los límites de ciertos minerales o sustancias químicas.

Sin embargo, hay una diferencia clave: mientras que el agua mineral natural es segura por naturaleza, el agua no mineral es segura porque ha sido tratada. Esto implica que ha necesitado procesos de purificación o control para eliminar posibles riesgos, y que su composición puede no ser siempre la misma.

Conocer esta diferencia te permite tomar decisiones más informadas a la hora de elegir qué tipo de agua consumir. En Solán de Cabras, por ejemplo, trabajamos con agua mineral natural de origen subterráneo, protegida, constante en su composición y pura en origen, directamente envasada en el manantial.