Qué es un Manantial, cómo se forma y por qué su agua es valorada

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Qué es un manantial, el secreto del agua más valorada

La palabra manantial proviene del verbo “manar”, que significa brotar o surgir de forma natural. Se utiliza para describir el punto en el que el agua subterránea encuentra un camino hacia la superficie y comienza a fluir sin intervención humana.

En muchas regiones, un manantial también es conocido como ojo de agua, una expresión que simboliza el lugar donde la tierra “abre los ojos” para dejar ver su interior líquido. En esencia, se trata de una salida natural del agua subterránea hacia la superficie, que puede presentarse como un pequeño chorro, una fuente o incluso una laguna. Según su caudal y profundidad, puede llegar a abastecer ríos, comunidades o ecosistemas enteros.

¿Cómo se forman?

Los manantiales no se forman de un día para otro. Son el resultado de un proceso natural, largo y silencioso. Todo comienza cuando el agua de lluvia o de nieve se infiltra en el suelo y comienza a descender lentamente a través de capas de roca permeable. Durante ese recorrido subterráneo, el agua se filtra, se depura de forma natural y se enriquece con minerales, adoptando así una composición única.

Con el tiempo, si esta agua encuentra una salida (ya sea por una grieta en la roca, una falla geológica o simplemente por la inclinación del terreno) emerge de forma natural a la superficie: así nace un manantial.

Este fenómeno ocurre cuando el nivel freático (la zona donde el suelo está saturado de agua) entra en contacto con la superficie terrestre. En ese punto, el agua brota al exterior de manera constante, dando lugar a un manantial de agua que brota de la tierra, capaz de fluir de forma ininterrumpida durante siglos.  

Por qué el agua de manantial es tan valorada

Su origen natural y composición

El agua de manantial es muy valorada por su pureza natural y por su composición mineral equilibrada, adquirida de forma gradual al filtrarse lentamente a través de capas geológicas. Gracias a ese proceso natural, no necesita tratamientos para ser apta para el consumo: es la propia naturaleza la que actúa como filtro.

A diferencia de otras aguas embotelladas el agua de manantial conserva intactas sus características desde el origen hasta que llega al consumidor. Su trazabilidad, estabilidad y sabor hacen de ella una de las opciones más apreciadas cuando hablamos de agua embotellada de calidad. Si quieres profundizar en este tema, puedes consultar nuestro artículo sobre las diferencias entre agua mineral natural y agua de manantial.

Tipos de manantiales

Los manantiales presentan una gran diversidad, tanto en su origen geológico como en su comportamiento. Atendiendo a cómo se forma el flujo de agua, su duración o la naturaleza del terreno, podemos agruparlos en distintas categorías. En primer lugar, podemos ya diferenciar entre los permanentes y los que son simplemente estacionales. A partir de ahí, vemos diferentes tipos:
  • Artesianos: surgen cuando el agua queda atrapada entre capas impermeables y, debido a la presión, encuentra una salida hacia la superficie. Es decir, el terreno actúa como “bomba natural”
  • De contacto: aparecen cuando un acuífero permeable se encuentra con una capa menos permeable, obligando al agua a emerger lateralmente al romper ese contacto geológico.
  • Por fractura o falla: se abren camino a través de fisuras o fallas rocosas; el agua subterránea encuentra una “grieta” que conecta con el exterior.
  • Manantiales de filtración o fondo de valle: el agua se filtra lentamente a través de grava, arena u otros materiales permeables hasta aflorar en zonas deprimidas. Su caudal suele ser más moderado.
  • Aguas termales: aunque menos comunes en el contexto de agua embotellada, existen manantiales donde el agua emerge a temperaturas superiores a la habitual, debido a actividad volcánica o geotérmica.

Los Manantiales no son solo fuente de agua, sino parte de nuestra biodiversidad y cultura

Los manantiales son mucho más que puntos de extracción de agua. Son ecosistemas vivos que albergan flora y fauna adaptada a sus condiciones estables. Algunas especies son endémicas y no podrían sobrevivir en otro entorno. Además, la vegetación que los rodea mantiene la humedad del suelo y contribuye a la calidad del agua, formando paisajes únicos.

Desde un punto de vista cultural, muchos manantiales han sido considerados lugares sagrados o curativos. En la mitología celta eran portales hacia otros mundos; los romanos y griegos los consagraban a sus dioses, y aún hoy existen peregrinaciones a lugares como el manantial de Lourdes en Francia. Esta dimensión simbólica refuerza su valor intangible.

En Solán de Cabras, este respeto por el origen guía todo lo que hacemos. Nuestro manantial, situado en la Serranía de Cuenca, da lugar a un agua que ha tardado más de 3.600 años en formarse, filtrándose de manera natural a través de la roca. Para conservar su pureza, la embotellamos por gravedad y en envases 100% reciclados, con un modelo de producción responsable y sostenible.