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Estilo

ESTILODEVIDA

MARTA MUÑOZ – CALERO: LO ESTÉTICAMENTE APETECIBLE

Temprana entusiasta de la gastronomía esta estilista, fotógrafa y periodista culinaria,  se impregnó desde pequeña de este arte en una casa que respiraba cocina por los cuatro costados; de su padre aprendió la pasión por el vino y de su madre la de cocinar, al igual que su hermano Javier, conocido chef por su restaurantes madrileños como Tartán, Muñoca y Perrito Faldero. Hablamos con Marta de su trabajo, de la búsqueda de la belleza por medio del estilismo culinario y de la felicidad que supone unir a la gente a través de la cocina.

So Blue: ¿La pasión se hereda en casa?

Marta: En mi caso totalmente; mi madre es una apasionada de la cocina y mi padre de los vinos. Tengo un hermano chef, así que en mi casa siempre nos hemos reunido a cocinar, a catar y a compartir alrededor de una mesa. La pasión por la comida me viene de cuna.

SB: ¿Cómo se forma una “food stylist”?

M: Una “food stylist” tiene que saber cocinar y tener nociones de composición y dirección de arte. Yo, en mi caso, soy periodista de profesión aunque me gano la vida como fotógrafa y estilista culinaria.

Me formé en Francia y Estados Unidos donde hay innumerables cursos de estilismo gastronómico y en la actualidad también se encuentran muchos online.

Organizo Food Photograpy Camps donde junto a otros instructores enseñamos técnicas de estilismo y fotografía.

SB: ¿Cuáles son tus referencias?

M: Simon Andrews, Denis Vivaldo, Carrie Purcell, Kate Wesson, Sam Linsell’s, Julie Lee y Katie Quinn Davies.

SB: ¿En qué te inspiras a la hora de preparar un escenario para tus fotos? ¿Dónde consigues el atrezzo?

M: A la hora de organizar el atrezzo para una sesión pienso siempre en qué historia voy a contar a través de los elementos que voy a utilizar: los fondos (si quiero contar algo de un ambiente rústico elegiré una madera decapada y vieja; o si por el contrario estoy fotografiando el plato de un chef, quizá escoja una superficie más limpia de un material como el mármol), los colores, la luz y las texturas.

Llevo años recopilando mis tesoros; de casa de mis padres tengo vajillas antiguas, cuberterías y viejas soperas.

Yo he ido comprando en todos los mercadillos por los que paso pero también soy muy aficionada a Ebay, Etsy… y compro mucho en Inglaterra, Estados Unidos y Australia, ¡aunque los portes siempre son carísimos!

SB: ¿Cuál es el proceso de una foto? ¿Cocinas tú misma las recetas?

M: Cuando un cliente me llama para trabajar valoramos si es posible que yo haga los dos trabajos: fotógrafa y estilista. Normalmente para sesiones sencillas o trabajos editoriales (para revistas o libros de cocina) sí lo es;  pero si se trata de una sesión de fotos de producto cocinado la cosa se complica, ya que es fundamental que una persona se ocupe sólo de cocinar y emplatar y otra de realizar la fotografía.

En Estados Unidos de hecho, existen varias figuras distintas: una persona que sólo cocina y hace el “food styling”, una “prop stylist” encargada del atrezzo, un director de arte, ayudantes, etc.

SB: ¿Son inevitables los festines al acabar una sesión?

M: A veces sí y a veces no podemos ya que la comida permanece bastante tiempo en el set y en ocasiones utilizamos productos que no son comestibles; como la glicerina o grasa de motor para dar color a ciertas carnes, o la cola de carpintero que simula a la leche para hacer fotos con cereales.

Otras, la comida está sin hacer del todo, como los pollos asados que se presentan casi crudos, simplemente pintados, y a veces utilizamos agujas y palillos dentro de los sándwiches para mantenerlos erguidos.

Cuando nos toca fotografiar jamones, foie o alimentos a los que no se les hace nada, luego hacemos una merienda o si el cliente nos regala producto, nos lo llevamos a casa.

SB: Dices que te fías de la gente que le gusta comer, nombra tres personas (o personajes) a las que les confiarías una cena.

M: A mi hermano Javier, guisa de maravilla, a la antigua y me gusta mucho su influencia francesa y catalana; estudió en Francia y se formó en las cocinas de Carmen Ruscalleda, así que cuando se mete a cocinar en plan familiar hace unos guisos excepcionales como la carrillera, el jarrete de ternera o las lentejas con perdiz.

También a Albert Adriá, que es un super chef y una excelente persona; he tenido la suerte de conocerle a él y a su familia y es un tipo brillante, cercano y humilde.

Por último, Roberto Ruiz, el chef de Punto Mx; me chifla la comida mejicana y en España todo el mundo sabe que el mejor es Roberto.

SB: ¿Cuál sería el menú?

M: Bocata de calamares con alioli y kimchi de Albert, carrillera de ternera de mi hermano y el tuétano a la brasa de Roberto.

SB: Tu alimento fetiche:

M: No me puedo quedar con uno sólo.

SB: ¿Un restaurante para descubrir?

M: Bar Bas en Barcelona, que es de mi amigo el chef Quique Valenti; una barra viva donde probar muchos platos y donde el producto es fundamental.

SB: Una ciudad gastronómica en la que perderse

M: San Sebastián siempre. También París, Barcelona, Lima o Tokio.

SB: ¿Lo más gratificante de tu trabajo?

M: Vivir cada día nuevos retos creativos y que encima tengan relación con lo que más me apasiona; la comida.

SB: ¿Dónde podremos disfrutar de tus workshops próximamente?

M:Voy a volver a organizar esta primavera un Food Photography Camp con mi amiga Bea Peltre, blogger internacional del conocidísimo blog La Tartine de Gourmand.

En breve publicaremos la localización de esta edición.

Encuentra más información sobre Marta y sus cursos en www.martamunozcalero.com o en @martamunozcalero (Instagram) y @MartolaMC (Twitter).

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Escrito por Paula. C

Fotografías Marta Muñoz – Calero

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